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Epidemióloga costarricense: “Dependiendo de cómo se comporte el clima, así circula la enfermedad”

Fecha de publicación en Latinclima: Lunes, Febrero 13, 2017
Autor institucional: La Ruta del Clima
País: Costa Rica
Año de publicación: 2017
La Ruta del Clima
Doctora Catalina Ramírez Hernández, Coordinadora de Enfermedades Transmisibles en Vigilancia Epidemiológica de la Caja Costarricense del Seguro Social.

Es conocido que el Cambio Climático tiene un impacto en muchos aspectos de la vida humana, uno de ellos es la salud. Entre los efectos del cambio climático están los cambios en el comportamiento de las enfermedades transmitidas por vectores.

Para desarrollar este tema y cómo Costa Rica se está preparando para esto, La Ruta del Clima conversó con la Coordinadora de Enfermedades Transmisibles en Vigilancia Epidemiológica de la Caja Costarricense del Seguro Social, la Doctora Catalina Ramírez Hernández.

¿Qué impactos tiene el Cambio Climático en la salud? 

El cambio climático ha venido tomando una gran relevancia en lo que es el comportamiento de todas las enfermedades, sobre todo enfermedades transmisibles o infecciosas. Dado que, lo que ocurre en el entorno de un individuo va a afectar en el comportamiento de las enfermedades como tal: en su periodo de incubación, en el cambio de los síntomas, en la presentación según la época del año. El hecho de que el mismo cambio climático puede generar ciertos eventos naturales puede incrementar el riesgo de que algunas enfermedades vuelvan a aparecer en las poblaciones y que se vuelven endémicas o epidémicas, dependiendo del evento.

¿Cómo se han manifestado estos cambios en Costa Rica y en la región? 

Esto es un problema a nivel mundial. Desde que se nos están derritiendo los polos, está generando un desequilibrio total en todo el orden natural en las temperaturas, las precipitaciones, la humedad y esto conlleva un problema en el control de enfermedades y en la aparición de algunas enfermedades que ya habían sido controladas.

A nivel nacional prácticamente, en lo que respecta lo que es el comportamiento de las enfermedades vectoriales, que es donde más vemos el impacto del cambio climático, es en la ocurrencia… antes estas enfermedades eran muy estacionales porque dependían mucho de las precipitaciones y cambios de humedad que estaban muy bien definidos, y ahorita esos parámetros ya no están bien definidos, si no que en cualquier momento podríamos tener cambios en la temperatura y precipitaciones que generaría predisposición o factores de riesgo para que esas enfermedades circulen en la población. Y eso es lo que está ocurriendo.

Por ejemplo, hemos observado que estas enfermedades muy al inicio en la circulación en la población costarricense se daban principalmente a partir de junio, cuando iniciaban las lluvias fuertes; ahora tenemos la posibilidad de tener casos a lo largo de todo el año o, inclusive, que se nos desplace esa aparición de junio hasta noviembre, como ocurrió el año pasado. Lo que hay es un desplazamiento en el tiempo y una dificultad a la hora de tener un mayor control o posibilidad de anticipar unas estrategias para mantener la enfermedad dentro de los números esperados.

“El cambio climático ha venido tomando una gran relevancia en lo que es el comportamiento de todas las enfermedades, sobre todo enfermedades transmisibles o infecciosas.” Dra. Catalina Ramírez

¿Qué ha implicado eso para el sistema de salud pública? 

Bueno como sistema de salud costarricense, siempre me he sentido muy orgullosa, es una de las fortalezas como población costarricense. Porque tenemos un sistema de salud muy fortalecido con mucha capacidad instalada, lo cual permite que pueda hacerle frente a cualquier circunstancia en cualquier momento. Porque la capacidad instalada es la acumulación de toda la experiencia a lo largo de los años y de la inversión que se hace en todos los ejes del sistema de salud.

Lo que sí ha generado es el incremento de la demanda de las consultas en cualquier momento y de una manera continua y sostenida, ya no de forma epidémica sino más bien un estilo endémico, y con el agravante de que se agregan más enfermedades. Entonces, cuando antes estábamos muy enfocados en enfermedades no transmisibles (por ejemplo, cáncer, accidentes de tránsito, lesiones, violencia, enfermedades crónicas, etc.) estas siguen tenido un peso relevante y hacen que los sistemas de salud sean absorbidos por estos. Pero con el cambio climático, con el trastorno que ha producido el mismo ser humano, que es lo más triste, toma relevancia y genera que las enfermedades que antes estaban siendo mejor controladas entren en un estado igual a las enfermedades no transmisibles o crónicas. Entonces tenemos un sistema de salud enfrentando a una alta demanda de los servicios.

Podría comentarnos cuáles son esas nuevas enfermedades 

Tenemos una que se introdujo en el país en el 93, que es el dengue, y desde entonces no hemos podido controlarla. Y recientemente, en el 2014, se introdujo el chikungunya y el año pasado, el zika.

Las tres son enfermedades vectoriales transmitidas por el mismo mosquito; es decir, que las estrategias que podamos hacer nosotros como miembros de esta sociedad son realmente las mismas: evitar los depósitos de agua y tener una buena gestión ambiental, dado que el cambio climático no lo vamos a controlar en un corto plazo, porque este es el producto de una agresión que los seres humanos le hemos hecho a la naturaleza a lo largo de muchos años; entonces la reversión del problema llevaría muchos años. Lo que necesitamos ahora con estas tres enfermedades son los cambios conductuales de la población, donde evitemos que el mosquito tenga un depósito de agua para reproducirse.

Sin embargo, hay alertas a nivel mundial de enfermedades simulares o repuntan enfermedades que estaban más controladas, como la fiebre amarilla, nuevamente en nuestras poblaciones. Ahora hay alertas de otro virus, que es el mayaro, trasmitido por el mismo vector. Son situaciones que van muy de la mano y que, a parte del cambio climático, la movilización de las poblaciones o la migración por diferentes motivos; por ejemplo, el turismo, hace que el riesgo esté a las puertas de cada uno de los países.

“Lo que sí ha generado es el incremento de la demanda de las consultas en cualquier momento y de una manera continua y sostenida, ya no de forma epidémica sino más bien un estilo endémico, y con la agravante de que se agregan más enfermedades.” Dra. Catalina Ramírez

Entonces, ¿usted cree que la estrategia ideal sean las campañas de prevención?

Efectivamente. Porque la población tiene cierto conocimiento de que la enfermedad se transmite por un vector, un zancudo, que tiene sus lugares de crecimiento… conoce los elementos básicos. Sin embargo, la acción para pasar de conocer los elementos a evitar que existan los depósitos es lo que no hemos logrado hacer. Hay mucha individualidad y falta de trabajo en equipo por parte de las poblaciones, creemos que limpiar solamente nuestros patios va a solucionar el problema y tal vez eliminemos los depósitos en nuestras casas pero en los alrededores siguen existiendo a 100 – 200 m y el riesgo es exactamente el mismo a que lo tenga a 100m o en mi casa. Los depósitos de agua pueden ser tan increíbles como una bromelia, un coco vacío, una hoja de palmera. Cualquier depósito con paredes es ideal para la reproducción del zancudo y la perpetuación de las enfermedades que ya tenemos y para favorecer la aparición de cualquier otra que se transmita de la misma manera.

¿Se está trabajando con los gobiernos locales para lograr estos cambios?

Sí, la CCSS trabaja en conjunto con el Ministerio de Salud y vamos articulando con organizaciones no gubernamentales, municipalidades, asociaciones y con empresas privadas para ir fortaleciéndonos. Sin embargo, uno de los pocos puntos que si hemos observado a lo largo del tiempo es que a pesar de que existen gobiernos locales muy comprometidos son codependientes de los cambios del personal y de las líneas de prioridad de los temas que ellos vayan a abordar, aunque la gestión ambiental y la sanidad ambiental unos de los temas permanentes, no todos los gobiernos locales los tienen como prioridad. Depende mucho de quien esté. No hay una continuidad, una sostenibilidad ni homogeneidad en el trabajo de las 81 municipalidades que tenemos. Pero sí se trabajó con ellas y en algunos lugares ha sido exitoso. En algunas zonas, la cooperación de la empresa privada es inmensa. No obstante, mientras no se articulen todos los elementos de la población, empresas, servicios de control vectorial del Ministerio de Salud y la acción propia de la comunidad, difícilmente tendremos un éxito en el control.

Hay poblaciones más vulnerables, también.

Como son enfermedades muy similares y codependientes de un vector donde esté instalado, que depende de algunas características geográficas y climáticas, ahí va haber enfermedad. En nuestro país las zona costeras que están por debajo de los 600 metros del nivel del mar como Guanacaste, Puntarenas y Limón son las que siempre ha permanecido con los casos; se instauran y lo que pasa es que se trasmiten de un barrio a otro y eso hace que ahí se mantengan endémicamente las enfermedades. Puntarenas es la región a través de la cual nos ha ingresado dengue, chikungunya y zika. Entra ahí y ya tenemos en todo el país. Costa Rica es un país pequeño, entonces la posibilidad de movilización de las personas y el vector lo tenemos a lo largo y ancho del país. Solamente en las zonas altas no es tan activo. El cambio climático también puede generar adaptación en un vector que también está dificultando controlar la enfermedad: este se puede estar adaptando a mayor altitud, mayores o menores temperaturas y menor humedad para el preservar su especie.

Eso haría que no solo haya desplazamiento en el tiempo sino que también aparezca en lugares donde quizá no era tan común.

Así es. Hace unos 5 – 6 años atrás, estas enfermedades estaban muy localizadas en las zonas costeras pero ahora no, ahora están también en zonas más altas, por encima de los 600 hasta 1200 sobre el nivel del mar.

¿Qué otras enfermedades se asocian con el cambio climático?

Como te mencioné al principio, las enfermedades transmisibles o infecciosas casi todas dependen del entorno.

¿Cuáles son?

la influenza, porque está relacionada con temperaturas, circulación y migración de aves, que son las principales fuentes de circulación del virus. Y con el cambio climático, si hay cambios en la temperatura, las aves migran y la enfermedad va a migrar de la misma manera. Y predominantemente en un país, si cambia la temperatura y las lluvias, enfermedades como la influenza y la diarrea, que van de la mano con las enfermedades vectoriales, van a cambiar su comportamiento. A finales del 2015 tuvimos una alerta de influenza que no se esperaba. Hemos tenido también que ir adaptando las campañas de vacunación de acuerdo con la circulación de esas enfermedades. Dependiendo de cómo se comporte el clima así circula la enfermedad y si circulaba normalmente en mayo se vacunaba en enero pero, ahora, si circula en septiembre tenemos que cambiarnos a abril. Es decir, las estrategias de prevención y control se adecuan de acuerdo con la circulación y la transmisión de la enfermedad.

¿Cómo se proyectan estas enfermedades relacionadas con el cambio climático? 

Es posible que las que se han ido introduciendo en el país van a quedar instauradas porque cada vez va ser más difícil articular todos los esfuerzos de manera homogénea y en el momento preciso para poderlas controlarlas. Entonces puede que tengamos poblaciones cada vez más expuestas o más protegidas por periodos. Pero lo que nos inquieta más es que todo esto puede generar la aparición de nuevas enfermedades que las poblaciones no están acostumbradas a sufrir y que podrían representar un gran impacto en la población y en los servicios de salud.

¿Con este panorama, ¿qué retos tiene el sistema?

El reto va a ser siempre mantener un servicio bastante capacitado y fortalecido en infraestructura y suficiente personal con los conocimientos necesarios, porque ya no solo vamos a tratar las enfermedades no transmisibles sino también otras enfermedades que no están limitadas a gripes, dengue y diarreas, sino también a otros eventos que tenemos que ir incorporando dentro de un diagnóstico diferenciado y de nuevas posibilidades para pensar: que aparte de zika puede ser fiebre amarilla, que aparte de fiebre amarilla puede ser malaria, etc.. Hay que dejar de vivir en un mundo aislado, único individual donde nosotros tengamos que pensar en lo que está al lado pero además en otras latitudes desde el punto de vista poblacional, de salud y demás, para tener un buen juicio que nos ayude a distinguir entre enfermedades y podamos brindar las opciones terapéuticas a la población.

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