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Cambio climático y seguridad

El cambio climático se asentó, desde hace ya varios años, como una de las principales amenazas a las actividades humanas y, sobre todo, para la naturaleza en convivencia con todas las especies. Son muy pocos los países, particularmente sus representantes políticos, que niegan la existencia de la crisis en el clima. Existen evidencias de que este fenómeno ya afecta a más del 70% de las ciudades en el mundo.

Con el renombrado Acuerdo de París, próximo a ratificarse en Nueva York, se delimita un plan de acción para evitar un aumento en la temperatura del planeta más allá de los 2ºC y con esfuerzos para no sobrepasar el umbral de los 1.5 ºC a partir del 2020. Pero, ¿se bocetaron planes que vinculen la seguridad internacional y los efectos del cambio climático?

Comprender el vínculo entre clima y seguridad es un espacio de muchas aristas. Es imprescindible conocer que seguridad proviene del latín securitas y que significa "la ausencia de peligro", siendo también "la condición natural que busca todo ser viviente". Un desastre natural es comprendido por la Organización Panamericana de la Salud como la "ocurrencia de un fenómeno natural en un espacio y tiempo limitado, que causa trastornos en los patrones normales de vida y ocasiona pérdidas humanas, materiales y económicas debido a su impacto sobre poblaciones, propiedades, instalaciones y ambiente".

No obstante, el cambio climático es entendido por la CMNUCC como un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad climática natural observada durante periodos de tiempo comparables.

Entonces, ¿qué relación existe entre el cambio climático y la seguridad en América?

América Latina y el Caribe se constituyen como los más vulnerables frente al fenómeno, y vulnerabilidad es un concepto que se define por el grado de exposición al riesgo, la sensibilidad y la capacidad de adaptarse. Si bien los países del sur son los menos expuestos, toda ALC dispone de una enorme capacidad de adaptación al cambio climático.

Dentro de las diversas vinculaciones del cambio climático y la seguridad se destacan tres:

1. Conflictos por los recursos

No está demás aclarar que el agua dulce ya es un elemento de discordia entre los países. Inundaciones y sequías extremas son de las más observables en América Latina y el Caribe sobre todo por los efectos del actual fenómeno de "El Niño". Miles de familias se ven afectadas por la falta de acceso a este recurso vital y potencialmente podrían ocurrir conflictos entre las comunidades del continente.

2. Daños para las infraestructuras costeras y migraciones

Más del 60% de la población vive en zonas costeras, el cambio climático no deja de estar asociado a los tsunamis, maremotos y otras catástrofes del océano, sobre todo en los Pequeños Estados Insulares del Caribe. ¿Podrán estos ciudadanos vivir en las mismas condiciones que hoy ante un eventual suceso de esta magnitud? Afirmo que no. Esto implicaría migraciones a otros territorios y, por supuesto, conflictos con los ciudadanos del país que los recibe.

3.Tensiones por el suministro de energía

La energía es un tema crucial. Debemos transitar hacia un modelo energético sostenible basado en una descarbonización de la economía y  la promoción de energías renovables como es el caso de la solar, que no producen Gases de Efecto Invernadero en la cuantía que las basadas en el petróleo. Ante la amenaza climática, las personas se verán afectadas en el suministro energético (vital para vivir) y esto implicará para los países de las Américas potenciales conflictos que pondrán en jaque la seguridad de las naciones.

No todo está perdido

Si bien estos tres puntos estremecen, los países de nuestro continente tienen un alto potencial de adaptabilidad y la sabiduría de los pueblos originarios, en una combinación adecuada con la tecnología, pueden evitar los conflictos de seguridad abordándolos desde la perspectiva ambiental.

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