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Agricultura del reciclaje gana terreno en América Latina

Fecha de publicación en Latinclima
Autor: Michelle Soto
Autor institucional: LatinClima
Región: América Latina
Año de publicación:: 2018
El principio que rige a la agricultura del reciclaje es la reutilización de materiales. ¡Hasta una vieja bicicleta puede ser útil para sembrar lechugas!
Nina Cordero / Grupo Nación
El principio que rige a la agricultura del reciclaje es la reutilización de materiales. ¡Hasta una vieja bicicleta puede ser útil para sembrar lechugas!
Uso con crédito de autor personal e institucional

Demos un vistazo al futuro: se espera que para el año 2030, el 60% de la población mundial viva en las ciudades y, conforme estas vayan creciendo, las necesidades de alimentación de las familias también se incrementarán.

Las sequías e inundaciones, producto del cambio climático, agravarán la situación; no solo por la afectación a la producción agrícola y la interrupción en el suministro de alimentos entre el campo y la ciudad, sino porque muchas personas se verán forzadas a migrar a las urbes, aumentando así la demanda de alimentos y otros servicios.

Si bien la disponibilidad de espacio para la agricultura en las urbes es limitada, algunas ciudades latinoamericanas como Medellín y Bogotá, en Colombia, así como Guayaquil, en Ecuador, han visto en la agricultura del reciclaje una opción para promover la producción de alimentos.

También existen esfuerzos similares en países como Belice, Costa Rica y Haití, donde las comunidades no solo se benefician de sistemas productivos urbanos y peri urbanos que les proveen de una dieta variada en beneficio de su salud, sino que también a precios accesibles para su economía.

La agricultura del reciclaje es un concepto relativamente nuevo que va de la mano de los sistemas de producción alternativos para espacios pequeños y con fines de autoabastecimiento. Combina estos sistemas de producción urbanos con el manejo de residuos al darle un segundo uso a materiales que, de otra manera, terminarían contaminando ríos o enterrados.

Según Alex Pacheco, profesor de la Universidad EARTH y promotor del concepto, la corriente de la agricultura del reciclaje tuvo su génesis en la ciudad de Detroit, en Estados Unidos, tras la crisis de la industria automotriz, que llevó a la ciudad a declararse en bancarrota en el 2013.

“Cuando esta gente se queda sin empleo y las antiguas fábricas quedan abandonadas, se vio la oportunidad de utilizar esa infraestructura para fines agrícolas. La inversión en sistemas agrícolas que utilizaran materiales nuevos era muy costosa, entonces ellos empiezan a reutilizar materiales que ya tenían como los contenedores. Luego empezaron a trabajar con plásticos y así sucesivamente con otros materiales”, explicó Pacheco.

No es la primera vez que Detroit recurre a la agricultura urbana para hacerle frente a una crisis. Lo hizo durante la Gran Depresión con los Thrift Gardens y en la I Guerra Mundial.

Actualmente, la agricultura urbana –que incluye el concepto de agricultura del reciclaje- ha permitido alimentar a la población pero también el desarrollo de la ciudad, brindando opciones de empleo a sus ciudadanos y dinamizando la economía no solo con la venta de productos sino porque los huertos también se convirtieron en un destino turístico.

Huertas ubicadas en viejos automóviles y contenedores decorados de manera artística, le dan un valor estético a la ciudad e incluso se realizan tours. Pero, sobre todo, la agricultura del reciclaje favorece prácticas en favor del medio ambiente.

Bajo ese concepto de agricultura del reciclaje, Pacheco formó parte de los proyectos en Medellín y Bogotá. Actualmente, junto a sus estudiantes de la Universidad EARTH, está capacitando a los vecinos de las comunidades de Suerre de Jiménez y La Alegría de Pocora, en Limón (Costa Rica), en la creación de sistemas productivos que reutilicen contenedores, aprovechen el espacio vertical y se emplee el estiércol de los animales como abono.

“Tenemos ejemplos muy lindos. Una señora, por ejemplo, estableció un huerto en el cajón de una camioneta pick up ya vieja y luego consiguió otro. En esa comunidad se han ido organizando y son señoras mayores las que están asumiendo estos huertos. Algunas están percibiendo un ingreso por los excedentes que venden y otras, por lo menos, están evitando incurrir en gastos a la hora comprar alimentos, lo que resulta en un ahorro para la economía del hogar”, comentó Pacheco.

En el propio campus universitario se pueden ver ejemplos de huertas que siguen el concepto de agricultura de reciclaje. De hecho, los asistentes al I Congreso Latinoamericano sobre Sostenibilidad, Ecología y Evolución (SEE), que se realizará del 26 al 29 de setiembre del 2018 en Parque Viva (La Guácima, Costa Rica), tendrán la oportunidad de visitar este lugar en el marco de las giras técnicas.

SEE busca posicionarse como un espacio de encuentro para latinoamericanos, donde se puedan compartir lecciones aprendidas y se promuevan sinergias para impulsar la sostenibilidad desde los sectores privado, académico y gubernamental.

LatinClima está apoyando el congreso desde la curaduría de la agenda académica, la cual incluirá contenido en seis ejes temáticos: Agricultura, Cambio Climático, Conservación, Transición Energética, Turismo, Urbanismo & Transporte.

Optimización del espacio

A sabiendas de la poca disponibilidad de suelo para sembrar, la agricultura del reciclaje aprovecha materiales reciclables como macetas. “Lo más importante es el compromiso que cada persona adquiere con su huella ambiental. La persona aprende a manejar sus residuos y optimizarlos al máximo hasta llegar al punto en que ya debe dárseles una disposición final adecuada para evitar, así, que estos terminen contaminando ríos”, manifestó Pacheco.

Profesores y estudiantes de la Universidad EARTH han establecido huertas en tanques de lavadoras, llantas, estañones, bicicletas y vehículos. Incluso se intervienen artísticamente, dándole una atmósfera placentera al lugar.

“Lo que se busca también es que se vea bonito, que sea estético, que se convierta también en un jardín”, dijo Pacheco.

Eso sí, antes de utilizar cualquier material se debe averiguar cuál fue su primer uso. No se recomienda utilizar residuos electrónicos como computadoras, ni aquellos que tengan metales pesados en su composición, como baterías o circuitos eléctricos. Tampoco materiales que hubieran estado en contacto con plomo.

Asimismo, no se recomiendan materiales que, en su primer uso, hayan estado expuestos a contaminación biológica (el caso de residuos hospitalarios o sanitarios), mucho menos que hayan estado en contacto con químicos, como envases de desinfectantes, cloro, herbicidas, pesticidas, gasolina, solventes y otros derivados del petróleo.

“De hecho, algunos envases tienen una etiqueta donde se especifica que no pueden ser reutilizados debido a su objetivo original. No es solo porque esas sustancias tóxicas pueden pasar a las plantas y luego a los alimentos, sino por que también pueden contaminar el agua”, alertó Pacheco.

Definido el recipiente, para sembrar se requiere un sustrato. A falta de tierra, se puede recurrir a una mezcla de cáscaras de maní o cacahuate, fibra de coco, cascarilla de arroz o arena gruesa.

Otra opción es cultivar las hortalizas en sistemas que utilicen agua enriquecida con fertilizante soluble. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un microhuerto de un metro cuadrado consume menos de tres litros diarios de agua y esta puede provenir de la lluvia, por ejemplo.

La agricultura del reciclaje también permite aprovechar el espacio vertical al jugar con la colocación de las diferentes macetas.

El principio de reutilización no solo aplica en cuanto a los recipientes o contenedores. El concepto promueve la utilización de abono a partir de estiércol de animal o compost elaborado de los desechos orgánicos provenientes del hogar.

Las plantas también sirven para alimentar a los animales de granja y las plagas en los cultivos pueden evitarse intercalando hierbas aromáticas que repelen naturalmente a los insectos.

Según Pacheco, los cultivos que mejor se adaptan a este concepto de agricultura del reciclaje son las hortalizas de hoja y fruto, las plantas medicinales y las aromáticas. En general, plantas de ciclos cortos. “Se pueden sembrar papas, pero es más difícil. Este sistema es ideal para lechuga, cebollino, albahaca, pepino, berenjena, culantro, tomillo, menta, orégano y romero”, dijo Pacheco.

Según FAO, un microhuerto de un metro cuadrado puede producir 30 kilogramos de tomate al año o 36 piezas de lechuga cada 60 días o 100 cebollas cada 120 días.

Beneficios sociales y ambientales

Aparte del autoabastecimiento para consumo familiar, los huertos pueden convertirse en una actividad comunitaria donde los vecinos se comprometen con el mantenimiento del sistema productivo, a la vez que comparten entre sí.

Es más, debido a sus funciones terapéuticas, se han establecido huertos en hospitales y centros de atención para ancianos. También permiten trabajar la reinserción social y por eso se ha extendido este tipo de agricultura a cárceles y centros de reclusión de menores.

Incluso, algunas personas o comunidades con huertos se organizan e intercambian productos mediante el trueque. También pueden vender los excedentes de su producción y así generar un ingreso adicional para su hogar o comunidad.

Según FAO, estudios realizados en Senegal, solo el 35% de los productos del huerto se destina al consumo familiar. El restante 65% se vende. Incluso, los investigadores llegaron a calcular que un microhuerto de 10 metros cuadrados puede generar ingresos que van desde US$15 hasta US$30 mensuales.

Los huertos también cumplen otras funciones sociales. Algunas ciudades, como San Francisco en Estados Unidos, establecieron huertos comunitarios donde personas en indigencia pueden trabajar y disfrutar de los alimentos que cosechan.

También son una opción para zonas marginales donde se rescata un espacio público para constituir un sistema de huertos donde los vecinos puedan trabajar y consumir lo que allí se siembra, lo cual también repercute positivamente en su salud.

“Estos sistemas los puede hacer cualquier persona a muy bajo costo, sin tener tierra o suelos muy fértiles. Eso los convierte en una buena opción”, comentó Pacheco.

En la provincia de Limón, donde se ubica la Universidad EARTH, las comunidades tienen bajos ingresos. La mayoría del empleo se concentra en labores agrícolas que se desempeñan en fincas de piña y banano. Los alimentos ricos en minerales y vitaminas, como son las hortalizas, tienden a ser costosos porque no se siembran a gran escala en la zona y hay que traerlos desde el Valle Central.

“Terminan siendo productos de lujo. En esta zona, una lechuga puede valer 500 colones (aproximadamente un dólar). Con esos 500 colones también puedo comprar medio kilo de arroz que me alimenta a la familia por más tiempo en comparación a una lechuga”, manifestó Pacheco.

Asimismo, el profesor agregó: “esa es la razón por la que los habitantes de estas comunidades no acostumbran a comer vegetales. Ahora, con estos sistemas de agricultura del reciclaje, pueden comprar una plántula y luego de unos cuidados pueden obtener un alimento que les puede salir en menos de la mitad de lo que pagan afuera. Entonces ya pueden empezar a comer más variado y diferente, lo cual nos alegra mucho porque se mejora la nutrición de la familia, sobre todo de los niños. Empiezan a tener una alimentación rica en fibras, minerales y vitaminas y eso es muy importante para prevenir enfermedades crónicas”.

A una escala más amplia, FAO destaca otro beneficio: la adaptación al cambio climático. Un manejo multifuncional del paisaje que integre agricultura y cobertura forestal ayudará a que las ciudades sean más resilientes.

“Las hace resilientes no solo diversificando las fuentes de alimentos urbanos y las oportunidades de ingresos, sino también manteniendo espacios verdes abiertos, mejorando la cobertura vegetal y la infiltración del agua, y contribuyendo al manejo sostenible del agua y los recursos naturales. La silvicultura urbana, incluida la agroforestería, ayuda especialmente a mejorar la calidad del aire, reduce el calentamiento urbano, frena la erosión y mejora la biodiversidad urbana”, destaca FAO.

* Universidad EARTH es uno de los destinos contemplados en las giras técnicas del I Congreso Latinoamericano sobre Sostenibilidad, Ecología y Evolución (SEE), por realizarse del 26 al 29 de setiembre del 2018 en Costa Rica. Más información en: www.costaricasee.com

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