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Conservación e investigación prosperan de la mano de emprendimiento ecoturístico

Fecha de publicación en Latinclima
Autor institucional: LatinClima
Región: América Central
Año de publicación:: 2018
Macaw Logde vio en la sostenibilidad su oportunidad de ser autosuficiente y eso ha terminado beneficiando al modelo de negocio. Ellos producen su propia electricidad, gestionan su agua y producen sus alimentos, todo en sinergia con el entorno.
Nina Cordero / Grupo Nación
Macaw Logde vio en la sostenibilidad su oportunidad de ser autosuficiente y eso ha terminado beneficiando al modelo de negocio. Ellos producen su propia electricidad, gestionan su agua y producen sus alimentos, todo en sinergia con el entorno.
Uso con crédito de autor personal e institucional

“Uno no se imagina a lo que viene si solo se atiene a como luce el camino de venida”, dice Pablo Gordienko, el propietario de la finca y hotel Macaw Logde. Decir que su proyecto es solo un hotel sería muy limitado. También lo sería fijarse bajas expectativas por lo lejano y agreste del camino para llegar a él.

Gordienko es empresario agroforestal convertido a la hotelería, a la jardinería paisajística y a la producción agrícola de autosustento. También es productor incipiente de cacao, frutas y miel en una propiedad de poco más de cien hectáreas con una segunda vocación para la recuperación y conservación de bosque en el Pacífico central costarricense.

La experiencia de Macaw Lodge es una historia de cómo las agroindustrias rurales en Latinoamérica pueden adaptarse al mercado y atreverse a experimentar.

De hecho, los asistentes al I Congreso Latinoamericano sobre Sostenibilidad, Ecología y Evolución (SEE), que se realizará del 26 al 29 de setiembre del 2018 en Parque Viva (La Guácima, Costa Rica), tendrán la oportunidad de visitar este emprendimiento en el marco de las giras técnicas.

SEE busca posicionarse como un espacio de encuentro para latinoamericanos donde se puedan compartir lecciones aprendidas y se promuevan sinergias para impulsar la sostenibilidad desde el sector privado, académico y gubernamental. Latin Clima está apoyando el congreso desde la curaduría de la agenda académica, la cual incluirá contenido en seis ejes temáticos: Agricultura, Cambio Climático, Conservación, Transición Energética, Turismo, Urbanismo & Transporte.

Transformación

Pablo Gordienko llegó a finales de los años 80 a esta propiedad en los cerros de Turrubares, en la comunidad de Las Delicias, en el extremo oeste de la provincia de San José. Compró una tierra barata y muy degradada ecológicamente que estaba dedicada al pastoreo de reses.

“Esto era igual que todo lo que todavía se ve por el camino: puro potrero y ganadería de carne”, recuerda el empresario y agrega: “Pero, por el clima y las pendientes, estos terrenos no son aptos para eso; además, el peso de la vaca compacta la tierra”.

Los cerros de Turrubares fueron parte de un escenario de deforestación masiva que se vivió en Costa Rica en los años 50 y 60. Treinta años más tarde, empezó una conciencia nacional para revertir los daños causados.

De hecho, Costa Rica pasó de tener una cobertura forestal del 21% en 1986 (una de las más bajas en el mundo) a cubrir el 52% de su territorio con árboles en el 2017. Según el Observatorio del Desarrollo de la Universidad de Costa Rica, actualmente esa cobertura forestal permite absorber 7,4 millones de toneladas de carbono al año.

Gordienko aprovechó los incentivos estatales para la siembra de especies maderables exóticas, como lo son la melina y la teca. Sin embargo, con el tiempo se percató de que aquel negocio no le sería tan rentable como lo había pronosticado.

“El tal ‘oro verde’ no era cierto; entonces pensé que si le daba valor agregado a la teca al menos quedaría el inmueble. Empecé haciendo una cabaña, y luego otra, y otra, hasta que después creamos esto”, relata sobre el nacimiento de Macaw Lodge en el 2011.

Aunque la atracción de visitantes al hotel no fue tarea fácil al principio, hoy ha logrado cimentar una buena reputación entre quienes buscan turismo ecológico en la zona.

La ubicación de la propiedad es privilegiada, pues está flanqueada por tres áreas en distintas modalidades de protección, en cuenta el Parque Nacional Carara. Más de cien hectáreas de bosque dentro de la propiedad incluso sirven como corredor biológico para la protección de la lapa roja (Ara macao), de donde el negocio toma su nombre.

La actual Macaw Lodge Reserva Forestal Privada fue reforestada con especies nativas para que, en el mediano plazo, recupere la biodiversidad perdida. Aunque Gordienko sabe que muchas de esas especies no las verá como árboles desarrollados, dice estar feliz viéndolo como su legado.

El hotel es un destino apetecido por los aficionados a la observación de aves, quienes suelen hospedarse entre octubre y noviembre, meses de migración de varias especies. En total se calcula que por la zona se pueden observar unas 300 especies de aves migrantes y residentes.

Hasta aquí, el relato de Gordienko es una exitosa historia de transformación para un terreno duramente impactado por actividades insostenibles de producción a un modelo agroforestal y ecoturístico, pero la historia tiene también un giro de investigación.

Autosostenible

Macaw Logde también ha querido ser un experimento. “Nosotros desde el principio quisimos ser autosuficientes, esa fue nuestra regla número uno”, dice Gordienko.

Entre los esfuerzos más visibles destaca el uso de energía, la cual es generada con paneles solares. La operación del emprendimiento turístico depende de un banco de baterías y el sistema eléctrico no está respaldado por la red nacional. Las lámparas fueron construidas en sitio, los ventiladores y los equipos de refrigeración se importaron de Estados Unidos para funcionar exclusivamente con energía producida por paneles.

El agua también es propia. “Nosotros protegemos los manantiales y toda el agua proviene de nacientes que tenemos concesionadas”, afirma Gordienko, pues en Costa Rica todas las nacientes son de dominio público. “Acá la filtramos, le quitamos los sedimentos, y nunca hemos tenido un solo problema con ella”, agrega.

Por otra parte, las estructuras del hotel y su mobiliario son ejemplos de reutilización de recursos. Parte de la madera proviene de viejos postes telefónicos en desuso. Otras piezas del armazón llegaron por intermedio de la furia de la naturaleza, después de que una tormenta derribara varios árboles que quedaron flotando en el río Tárcoles. “Fuimos al río y estaba lleno de madera. Yo pensé que más bien era peligroso tener toda esta madera ahí y que se hiciera un tapón”, cuenta Gordienko. El empresario terminó obteniendo un permiso estatal para aprovechar los troncos, que hoy forman parte de vigas en sus construcciones.

El piso también proviene de piedras cortadas y pulidas de la misma finca. Las mesas y las camas fueron hechas por artesanos locales, también con madera propia. El próximo proyecto es ampliar el hotel con nuevas unidades construidas a base de bambú.

La finca además produce lo que se come. Actualmente tiene un emprendimiento de agricultura orgánica para autoconsumo mediante el que se produce arroz, frijoles, maíz, frutas y tubérculos. Estos insumos se usan para preparar los platillos que se les sirven a los huéspedes, con base en recetas que resaltan la cultura culinaria tradicional costarricense.

Gordienko además tiene un plan piloto para la producción de bocadillos a base de fruta de pan, cuyos árboles importó desde Hawái, así como una mínima iniciativa para la producción de miel con abejas criollas.

El empresario también ha enfocado buena parte de sus esfuerzos recientes en el cultivo y procesamiento de semilla de cacao. Este proyecto ha alcanzado una mayor prominencia entre la oferta del hotel, pues se ha generado un tour alrededor del producto. Los huéspedes pueden aprender sobre la ecología, la historia y la cultura del cacao en América.

Desde lo paisajístico, la propiedad también mantiene un paseo de jardines con plantas provenientes de distintos sitios del mundo. Gordienko es un convencido de la jardinería funcional: la plantación de especies que enaltezcan la belleza de un sitio, pero que también cumplan otro objetivo, como la atracción de ciertas especies de aves o insectos, la producción de medicinas naturales o alimentos alternativos.

Macaw Lodge se define a sí mismo como un centro de ecoturismo, investigación y conservación. Su historia muestra que siempre hay una segunda oportunidad para los ecosistemas degradados, y que la empresa privada puede generar círculos virtuosos para bien de las comunidades rurales en Latinoamérica.

* Macaw Lodge es uno de los destinos contemplados en las giras técnicas del I Congreso Latinoamericano sobre Sostenibilidad, Ecología y Evolución (SEE) a realizarse del 26 al 29 de setiembre del 2018 en Costa Rica. Más información en: www.costaricasee.com

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