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El río Tempisque, un gigante que muere en silencio en Costa Rica

Fecha de publicación en Latinclima
Región: América Central
Año de publicación:: 2016
Sara Quesada
Los escenarios climáticos para la cuenca del Tempisque muestran que, de no tomarse decisiones pronto, el río, el sistema de ecosistemas que sostiene y los beneficiarios de sus aguas, podrían sufrir una catástrofe.
Uso con crédito de autor personal e institucional

Desde las faldas del Volcán Orosí hasta las aguas del Golfo de Nicoya, en el noroeste de Costa Rica, provincia de Guanacaste, camina un río enfermo, no por causa de la naturaleza, sino por la acción humana y su indiferencia.

“Se va a yendo poco a poco como es él, un río que camina silencioso. Quizá sea ese silencio entre sus riberas lo que lo está matando, o el silencio en el Ministerio del Ambiente y Energía y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación, o el silencio de los encargados de las concesiones, de la minería, o el silencio de los mismos guanacastecos; es un silencio vicioso que tarde o temprano traerá nuevas realidades insostenibles”, relató José Palma Villalobos, un hombre de 84 años, vecino de Belén de Carrillo, provincia de Guanacaste, y defensor del río desde hace 60 años.

Hay tres áreas protegidas que son bañadas por este río: El Área de Conservación Tempisque (ACT), ubicada en la cuenca baja, el Área de Conservación Arenal-Tempisque (ACAT), que protege la parte media del río y el Área de Conservación Guanacaste (ACG), declarada Patrimonio Mundial de l Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, en inglés).

Es la vida de Guanacaste, la principal arteria de la provincia, todo gira alrededor de él. Recorre los poblados más importantes, sostiene las principales actividades económicas, alimenta con sus aguas los humedales, parques nacionales y áreas silvestres protegidas hasta terminar su camino en el Golfo de Nicoya, luego de 144 kilómetros de sobrevivencia.

El río Tempisque riega la segunda cuenca más grande de Costa Rica y la más importante en materia agropecuaria, con una extensión de 594.000 hectáreas (3405 km2) correspondiente a un 6,69% del territorio nacional y un 60% de la provincia de Guanacaste.

Según el Informe Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible, en Guanacaste hay sembradas aproximadamente 24,000 hectáreas de caña de azúcar, 5.300 hectáreas de melón y el 25% del arroz que se siembra en el país. La importancia del río Tempisque para el sector agrícola costarricense es enorme.

Sólo en el sector de la caña, según información del VI Censo Nacional Agropecuario, en Costa Rica hay sembradas 65 mil hectáreas, siendo la provincia de Guanacaste la que acumula el 55% de este cultivo.

El Río Tempisque cruza 3 áreas silvestres protegidas en su travesía por Guanacaste; Área de Conservación Tempisque (ACT), Área de Conservación Arenal-Tempisque (ACAT) y el Área de Conservación Guanacaste (ACG). Son tres zonas con decenas de lugares bajo protección que viven en gran medida por el río.

Desde un punto de vista general, según registros de la Dirección de Aguas (DA) del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), a la cuenca del río Tempisque se le extraen 28,034 litros por segundo. Es decir, si pensáramos la cantidad de litros que se extraen en barriles de petróleo, estaríamos en un escenario donde en 1 minuto se extraen 10.560 barriles y en 1 hora, 633.600 barriles de agua. Es como si cada 3 horas, 9 minutos y 22 segundos, saliera cargado del puerto de Caldera, en el Pacífico costarricense, el buque petrolero más grande del mundo.

El 75% del agua para riego en Costa Rica está en la cuenca del Tempisque en conjunto con su vecino, el río Bebedero. Además, la cuenca es la de mayor caudal concesionado del país y la tercera en cantidad de pozos.

Pero no es solo a la extracción masiva y a ciegas con lo único que debe lidiar el río Tempisque para sobrevivir; él lucha entre presas, bombas de agua legales e ilegales, desagües de aguas negras, dragas, camiones cisterna, vagonetas, falta de presupuesto, falta de recurso humano, coliformes fecales, plaguicidas, deforestación, incapacidad de control… la lista sigue. ¿Cuántas vidas tendrá? o, mejor dicho, ¿cuánta vida tendrá todo lo que depende de él?

El caudal del río ha venido decreciendo hace bastante tiempo. Este año, la alarma sonó cuando los aforos manuales de la Dirección de Aguas del Ministerio del Ambiente y Energía (MINAE) reportaron zonas con volúmenes desde los 4.870 litros por segundo hasta los 167 litros por segundo, aguas abajo. En algunos puntos, el río estaba prácticamente seco.

“Se está extrayendo más agua de lo que el caudal del río puede soportar”, consideró Allan Astorga, sedimentólogo de la Escuela Centroamericana de Geología de la Universidad de Costa Rica.

En fenómenos climáticos como la sequía, de la que apenas intenta salir Guanacaste, la Dirección de Aguas asegura que no puede quitar concesiones o impedir que los extractores -al menos los inscritos- dejen de sacar o saquen menos.

En meses como diciembre, enero, febrero, marzo y abril, el Tempisque se transforma en un hilo de agua, pues todo su caudal es absorbido por las diversas agroindustrias que viven a  sus orillas, dejando a una región completa en crisis.

Lo que sucede en el Tempisque es solo el ejemplo de un patrón que se repite en muchas cuencas del país: la contaminación y el abandono de los abundantes recursos se agrava conforme pasa el tiempo.

El río que no llega

Dalila Cascante es una mujer de 63 años que desde hace 10, junto a su esposo Marcelo Mendoza, viven del río Tempisque. Crearon una empresa de ecoturismo en Ortega de Santa Cruz, llamada “Palo Verde Boat Tours”, dedicada a dar paseos por el río.

“Yo conocí hace 10 años un río rebosante; el río que tenemos ahora es un río raquítico”, señaló Cascante.

Mientras hace 6 o 7 años podían hacer 3 tours por día, hoy únicamente hacen uno o incluso ninguno y, no por el río, sino por la marea que entra y llega hasta el Refugio de Vida Silvestre Cipancí, donde se abordan las lanchas. Navegar sin marea significa arriesgarse a quedar encallado en cualquier parte.

Antes de empezar con su empresa, Dalila y Marcelo eran pequeños productores de caña de azúcar y arroz. Los problemas que tuvieron con el riego y la falta de agua casi los hace irse de Guanacaste, pero decidieron arriesgarse con un emprendimiento que hoy se ve amenazado nuevamente por la falta de agua.

La creciente necesidad de agua en Guanacaste hace que pequeños productores vuelvan a ver hacia el Tempisque y sus afluentes; tradicionalmente en manos de los más grandes.

Édgar Cantón Pizarro, fiscal de la Comisión Pro Rescate del Río Tempisque, sostiene que “el río ha sido desde siempre un acueducto para los grandes terratenientes y sus cultivos”.

Muchos pequeños productores en Guanacaste no tienen riego, mientras que solo la Central Azucarera Tempisque S.A (Catsa) posee más de la mitad del caudal otorgado en concesión por parte de la Dirección de Aguas del Minae en el río Tempisque.

Es un gran conflicto: las grandes empresas poseen grandes extensiones de terreno y, por tanto, grandes concesiones de agua; los pequeños no poseen riego, podrían estar a la orilla del río Tempisque o a kilómetros de este que nunca van a poder tener una concesión de extracción de cauce del río.

“Por aquí han pasado ministros y diputados para ver de qué forma nos ayudan y no ha pasado nada, la única opción es pagar. No vemos el sol claro, los pozos los quitó la gente del Minae junto con el sistema de riego que teníamos puesto; dijeron que había que hacer un pozo profundo y que para eso había que pagar 8 mil dólares; eso para nosotros es demasiada plata”, contó Ólman Álvarez, uno de los tantos pequeños productores de caña que ya perdió su parcela.

Estos pequeños productores son algunos ejemplos de personas que siembran cada temporada con la esperanza de que llueva y de que sus cultivos prosperen, les generen ganancias y sobre todo, les permitan tener qué comer en la mesa de sus casas.

Si un pequeño productor va a la Dirección de Aguas del Minae a pedir riego del río Tempisque, la respuesta es un rotundo no. José Miguel Zeledón, director de esta entidad, aseguró que no se puede sacar una sola gota más de este río, mientras que los pozos artesanales, por injusto que parezca, deben cerrarse según lo dispone la ley.

Río Tempisque: falta el agua desde el cielo y bajo tierra

Los problemas del río Tempisque no solo están en su superficie, también se pueden hallar en el cielo que lo cubre, bajo el suelo guanacasteco que aún remoja y en la falta de capacidad estatal para protegerlo.

Guanacaste viene saliendo de una de las sequías más fuertes de su historia, con un 2014 muy seco y un 2015 en el que solo llovió 11 días en todo el año; lo que pone en problemas la capacidad de recarga del río.

José Miguel Zeledón, director de Aguas del Minae, recordó que las aguas subterráneas son indispensables para comprender el río; y la presión que sufre el Tempisque por debajo también es grande.

Ya se tienen registrados en la Dirección de Aguas del Minae 2.373 pozos en la cuenca del río Tempisque, además de las 373 solicitudes nuevas que se han hecho del 2000 hasta la fecha. A esto se suma una cantidad indeterminada de pozos ilegales.

Zeledón destacó que en Costa Rica construir un pozo no es delito, una de las principales falencias de la ley de 1942.

“Si vas a cerrar los pozos, tenés que pedir permiso; si no te dejan, de vuelta para atrás porque no se puede ingresar a propiedad privada. De pronto encuentras el pozo, lo cerrás porque está ilegal, pero vuelves y está abierto, se acusa por desobediencia a la autoridad, pero todavía no podemos llegar a condenar por usurpación de aguas”, explicó Zeledón.

El ministro de Ambiente y Energía, Édgar Gutiérrez, atribuye la situación del río Tempisque y de todos los que tienen problemas con riego, no solo al ciclo hidrológico afectado por el Fenómeno El Niño, sino también a “otros factores”, como el rezago de 40 años en infraestructura de distribución de agua.

Además, José Miguel Zeledón aseguró que lo que ocurre en el río tiene que ver con una ley antigua y obsoleta, falta de decisiones oportunas, una mala gestión y una falta de recurso humano bastante considerable.

“Hasta el primero de abril del presente año, la Dirección de aguas solo tenía un funcionario en Guanacaste, ya hay ocho. No es el control exitoso. Debe haber un equipo de control con un equipo de gestión. Gastamos mucho tiempo en la oficina, y poco tiempo controlando lo que se gestiona”, admitió Zeledón.

El clima también asfixiará al Tempisque

Como si la acción humana no fuera suficiente, al río Tempisque podría terminar de asfixiarlo el efecto del cambio climático en diferentes escenarios. La cuenca es tan larga que el clima presenta escenarios climáticos distintos según se trate de la cuenca alta, media o baja del río.

Según datos del Instituto Meteorológico Nacional (IMN) provenientes del Fourth Assesments Report (AR4), para el 2100 se podrían reportar “picos” máximos de temperatura de 7,92 grados en zonas como Liberia, ubicada en la cuenca alta del Tempisque. En la cuenca baja podría haber aumentos hasta de 5,94 grados. En términos de precipitación, la reducción también sería considerable.

Datos más actuales del Centro de Investigaciones Geofísicas (Cigefi), con información del Five Assessments Report (AR5) al año 2050, confirman que los cambios de la temperatura y la disminución de precipitaciones se ubican en el peor escenario.

Estos cambios se agrupan en escenarios llamados Trayectorias de Concentración Representativas (RCP, por sus siglas en inglés). Son un camino específico que podría tomar el clima. Se podría decir que son “rutas de calentamiento”.

En este caso, dos tendencias climáticas representan un calentamiento por metro cuadrado:  una en la que el calentamiento va a ser de 4,5 watts por metro cuadrado (RCP 4,5) y el peor escenario, donde este va a ser de 8,5 watts por metro cuadrado (RCP 8,5).

“En este momento estamos sobre la trayectoria del peor escenario. Ahora, el calentamiento es algo que no se puede reducir, pero sí se puede trabajar para reducir la posibilidad de que no nos calentemos a la temperatura del escenario más adverso”, explicó Lenin Corrales, experto en Cambio Climático del Catie.

Además, Corrales aseguró que “el problema no es que me suba la temperatura a un grado o dos, sino cuánto tiempo permanece ese rango de variación teniendo en cuenta elementos como que la fotosíntesis en los manglares se detiene a los 35 grados”.

Pero no es la temperatura y la precipitación lo único que aumenta, también aumenta la población y, por ende, aumenta la demanda de agua y de recursos. Según proyecciones del Centro Centroamericano de Población (CCP), para el año 2050 en el cantón de Liberia van a haber 36.165 nuevos habitantes, en Carrillo, 30.236; en Santa Cruz, 36.499; y en Nicoya, 12.050. Es decir, los cantones donde tiene presencia el río Tempisque van a tener 114.950 nuevos habitantes. ¿Será que van a tener río todavía? 

Según Corrales, adaptarse al cambio climático pasa por desarrollar en la cuenca análisis de vulnerabilidad, balances hídricos y escenarios de esos balances. Hay que hacer inversión en innovación tecnológica y transferencia tecnológica, principalmente en el tema de la repartición y riego del agua.

Posibilidades de generar un cambio

Al ser el río Tempisque, la arteria principal de Guanacaste, debería ser motivo de una discusión muy seria entre los diversos sectores que dependen y viven de este río.

Allan Astorga aseguró que los municipios deberían  jugar un papel mucho más protagónico en este proceso de controlar, tanto las extracciones de agua como de material, y que debería  haber un mayor compromiso.

Asimismo, hay opciones desde las universidades estatales, donde se puede dar un primer paso por mejorar la situación, así como pedir ayuda en investigación y en proyectos que se dirijan al monitoreo investigativo del río en sus diversos objetos de estudio.

Uno de los proyectos que propone Astorga es la creación de un Sistema Integrado de Protección Ambiental (SIPA). Según un estudio de este experto, en el año 2004 había 16 direcciones en el país equivalentes a la Dirección de Aguas del Minae, que tienen responsabilidades en control ambiental.

“Desde el 2004 lo diseñamos, incluso se desarrolló un borrador del decreto ejecutivo de la conformación del SIPA. El Estado va, visita e inspecciona cualquier actividad, pero el funcionario va y vigila un pedacito de la legislación ambiental; si hay algún otro problema no lo aborda porque no le compete a su pedacito. Ese proyecto o lo tiraron a una gaveta o lo pusieron en un basurero vertical”, explicó.

Édgar Gutiérrez, Ministro de Ambiente y Energía y Luis Guillermo Solís, Presidente de la República, decretaron el pasado 25 de julio en Nicoya, Guanacaste, la rehabilitación de los Comités de Vigilancia de los Recursos Naturales (Covirena).

Según Gutiérrez, los Covirenas vendrán a satisfacer la labor que se desarrolla en materia ambiental bajo la idea de integrar más a la comunidad en las labores de protección de los recursos naturales, apoyando al Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y sus competencias legales.

Además, recordó el proyecto de embalse río Piedras: “Sistema de abastecimiento integral de la margen derecha del Tempisque”, que tratará de atender la demanda de agua subterránea en la margen derecha del Tempisque, lo que se traduciría en una mejora en el agua superficial del río con el objetivo de quitarle estrés a los acuíferos y por ende al río.

Esta es una versión del artículo original y la versión en inglés de Earth Journalism Network, en la que contribuyó LatinClima. 

Copyright: Uso con crédito de autor personal e institucional

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