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Especial de historias periodísticas muestra acciones innovadoras frente al cambio climático en América Latina

Fecha de publicación en Latinclima
Autor institucional: LatinClima
Región: América Latina
Año de publicación:: 2023
Uso con crédito de autor personal e institucional

El concurso “Historias que cuentan cambios”, convocado el pasado mes de abril por LatinClima, AECID y el CCT, recogió 13 historias de éxito de 10 periodistas latinoamericanos, que dan cuenta de acciones innovadoras y buenas prácticas frente a los impactos del cambio climático en una de las regiones más vulnerables del mundo.

Un total de 13 historias periodísticas procedentes de Argentina, Brasil, Bolivia, Costa Rica, Chile, El Salvador, Guatemala, México, Perú y Venezuela, dan cuenta del impacto del cambio climático en estos países, pero también cómo su ciudadanía está enfrentando de forma innovadora este fenómeno. 

Las historias forman parte del certamen convocado por la Red de Comunicación en Cambio Climático para América Latina (LatinClima), con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y el Centro Científico Tropical (CCT), para impulsar la producción de artículos periodísticos que den cuenta de acciones ciudadanas inspiradoras para enfrentar el cambio climático.

Desde mayo pasado, periodistas de estos 10 países han reporteado y dado a conocer interesantes y esperanzadoras historias que brindan esperanza frente a los impactos adversos del cambio climático de muy diversas formas.

De esta forma hemos visto como la acidificación del mar de Baja California, en México, está poniendo en serio peligro la producción del abulón (Haliotis), marisco muy apreciado por su valor en el mercado internacional, pero que resiente rápidamente el aumento de la temperatura del agua y la acidez, signos inequívocos del cambio climático y su efecto sobre los océanos. 

Para evitar la debacle productiva de pescadores artesanales de Baja California, la Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera Pescadores Nacionales de Abulón, con sede en Ensenada y que agrupa a 106 socios, abrió un laboratorio de cultivo del abullón para repoblar y recuperar la especie y monitorear la temperatura del agua, la salinidad y la consistencia del crustáceo, según el reportaje producido por Emilio Godoy de México para este concurso.

Por otro lado, diversos estudios científicos vinculan directamente el cambio climático con el aumento de infecciones transmitidas por vectores, un mayor número de alergias, enfermedades respiratorias, accidentes, dolencias cardiovasculares y mentales. Sobre este tema de la relación cambio climático-salud, versa la historia de Argentina, escrita y liderada María Gabriela Ensinck, conjuntamente con Elisa Soto, Laura García Oviedo, Milagro Plasencia y Gabriela Navarra.

“El desafío sanitario del cambio climático debería verse bajo el concepto de una sola salud, humana, animal y ambiental”, destacó Andrea Hurtado Epstein, gerenta del programa de cambio climático para América Latina de la ONG Salud sin Daño y citada en esta historia.

Las soluciones o vías de acción para prevenir o mitigar los efectos del cambio climático en la salud son variadas y parten de “proveer de una infraestructura adecuada y resiliente a los hospitales y centros de salud, que deberían ser los últimos edificios en quedar en pie ante una contingencia, y asegurar su cadena de suministros y capacitar a su personal para enfrentar emergencias climáticas cada vez más frecuentes”, aseguró la representante de Salud sin Daño. 

Restauración de ecosistemas

Mucho se habla de los efectos preventivos ante huracanes y marejadas, que propician los bosques de mangle en las áreas cercanas a las costas, pero hay comunidades en Latinoamérica que han dragado y eliminado esas áreas con diversos fines y ahora sufren sus consecuencias.

Tal es el caso de la construcción en 1998 del Balneario La Curvina, cercano a la aldea Agua Dulce, en el municipio de Guazacapán, al oriente de Guatemala, donde se dragaron 4 kms de mangle, provocando la muerte de la vegetación y el secado de alrededor de dos kilómetros de terreno, según un informe del 2012.

La mayoría de la gente que habita los poblados de la línea costera en Guatemala subsiste gracias a actividades artesanales de extracción de subsistencia como la pesca, en actividades de construcción y como empleados en las fincas azucareras de la costa sur guatemalteca, cuenta el fotoperiodista guatemalteco Jorge Rodríguez, autor de la historia y de las imágenes que la acompañan.

Para revertir este impacto, las comunidades de la zona retomaron la técnica de las chinampas --del nahuatl chinampan, que significa “en la cerca de cañas”, y que son sistemas artificiales de cultivo construidos en zonas donde el agua es el principal recurso natural presente en el medio.

Además de la pesca, la restauración del bosque de manglar en esta zona de Guatemala procura fortalecer otros servicios ecosistémicos como la captura de carbono, el resguardo de la biodiversidad marino-costera y su capacidad de mitigar los efectos del cambio climático que en esta región se manifiestan mediante tormentas y huracanes. 

Sin tortugas, pero con monitoras salvavidas

La periodista venezolana Brigitte Hernández cuenta en su historia la dramática situación de la Isla Margarita, donde el cambio climático y la presencia de una planta exótica en sus playas está diezmando la población de tortugas marinas.

Se trata de la planta Scaevola sericea o taccada, conocida popularmente como mokal de La India, que está afectando el panorama reproductivo de 4 especies de tortugas que desovan en las principales playas de la Isla Margarita. Según estudios científicos, tan solo 1 de cada 1000 tortuguitas suele llegar a su etapa reproductiva, lo que ocurre, en promedio, a sus 25 años de vida.  

La historia de Brigitte revela cómo el aumento en el nivel del mar, la pérdida progresiva de playa, el incremento en la temperatura, la gran cantidad de plásticos presentes en el océano, así como la alteración de la dinámica costera, son algunos de los factores que están afectando a las playas insulares venezolanas y que también irrumpen en el proceso reproductivo de las tortugas.

Cambiando de región, los fuertes aguaceros caídos en periodos cortos son una de las manifestaciones del impacto del cambio climático que azotan la región de Centroamérica, en este caso, El Salvador, país que protagoniza esta historia de resiliencia a manos de mujeres.

El periodista Marvin Díaz viajó hasta Metalío, en el departamento de Sonsonate, para entrevistar a las integrantes de la Red de Observación Climática Comunitaria (ROCC), iniciativa que procura generar información científica para la prevención y mitigación de riesgos frente a eventos climáticos extremos.

Ellas aprendieron a utilizar el pluviómetro, instrumento diseñado con una probeta, un vaso protector y un embudo, que mide la cantidad de lluvia que cae en un lugar y tiempo determinado y desde 2014 se han instalado 10 estaciones pluviométricas en varias comunidades costeras de esa zona, con el fin de monitorear las fuertes precipitaciones.

Hoy constituyen una red comunitaria que, con pocos instrumentos, mucho conocimiento y trabajo colaborativo, ayuda a salvar vidas y propiedades afectadas por fenómenos climáticos extremos en El Salvador.

De la costa brasileña a los valles chilenos

Una de las historias más peculiares, aunque escrita en formato de crónica de viaje, es la del periodista Víctor Moura, “Pedaleando por los arrecifes de la Costa dos Corais de Brasil”, quien recorrió 298 km de costa en bicicleta, para contar lo que vio y halló.

Brasil es conocido por sus bosques y por la grandeza de la Amazonia Verde, pero existe un bioma equivalente conocido como “Amazonia Azul” que se ocupa de las aguas pertenecientes a este país. El concepto de “Amazonia Azul” fue creado en 2004 por la Marina de Brasil con el fin de sensibilizar sobre los ríos y el mar nacional, igualmente amenazados por la acción humana y la crisis climática. 

De los más de 8.000 kilómetros de costa, Brasil tiene alrededor de 3.000 arrecifes de coral y son los únicos en el Atlántico Sur; además, se encuentran casi en su totalidad en la región noreste del país donde el litoral tiene aguas claras y cálidas, tradición pesquera y representa un fuerte atractivo turístico.

Y pasamos de las majestuosas costas brasileñas a los intrincados valles chilenos para dar cuenta de las fuertes riadas que azotaron varias ciudades y municipios del interior de ese país a mediados de año y dejaron en evidencia el trabajo fundamental y heroico de las mal llamadas “cartoneras”.

La periodista Muriel Alarcón cuenta la historia de Soledad Mella, una de las 60.000 “cartoneras” conocidas ahora como “recicladoras de base”, que existen en Chile. Ellas recolectan, separan y clasifican material reciclable domiciliario de la calle —vidrio, plástico, cartón, y papel— antes de que sea retirado por los camiones de basura. 

Todos ese material lo venden a precios bajos a empresas recuperadoras, intermediarios y centros de reciclaje, y esta loable y poco reconocida labor evita, en Chile y el mundo, que miles de toneladas de basura terminen en vertederos, sean incineradas o lanzadas sin conciencia a las aguas del mar o de los ríos, disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero.

Con 52 años, Soledad Mella es la presidenta de la Asociación Nacional de Recicladores de Base en Chile (ANARCH), la agrupación nacional más importante de ellos que reúne a 5.000 miembros. El 60% de quienes integran ANARCH son mujeres, “por la libertad que te da de poder trabajar y cuidar a tus niños”, explica la dirigente. Y, si bien, por tramo etario la mayoría debería estar jubilada —sus edades usualmente oscilan entre los 50 y los 70 años—, es un trabajo que hacen con experiencia ancestral, ya que lo han heredado hasta por cuatro generaciones familiares. 

Tunas contra la sequía 

El cambio climático se está cebando con las montañas más altas de Suramérica, Los Andes, donde cada vez cae menos nieve y se deshielan sus cumbres de forma acelerada, provocando sequías como la que padece Bolivia actualmente. 

Desde el 2022, alrededor de 168 municipios padecen por la sequía extendida, lo que significa que 5.559 comunidades y 647.015 familias se encuentran gravemente perjudicadas, según da cuenta la historia de la periodista Rocío Corrales. 

Por ello, 27 comunidades rurales, centros de investigación y autoridades locales están apostando por implementar la tuna forrajera como alimento para el ganado en municipios del Cono Sur de Cochabamba.

Esta planta es todo un tesoro espinoso porque son jugosas, carnosas, sabrosas y ofrecen a los productores un alimento saludable; además, son plantas resistentes a la sequía, ya que su cultivo se desarrolla en cualquier condición climática sin importar la calidad del agua y el suelo.

Cambio climático, alimentos y menstruación

Y, ¿qué relación tienen la crisis alimentaria, el cambio climático y la menstruación femenina? Mucha. Según la periodista costarricense Michelle Soto, autora de cuatro historias sobre género y cambio climático para el especial, entre las cuales se encuentra “Inseguridad alimentaria estaría detrás del adelanto de la primera menstruación”, un estudio demostró que la alimentación y la ingesta de nutrientes cumple un rol fundamental en la menarquia y la inseguridad alimentaria, ya que compromete no solo la cantidad, sino también la calidad de los alimentos y ello está contribuyendo a que esa primera menstruación ocurra a una edad más temprana.

“El ciclo menstrual afecta a muchas funciones importantes del organismo, por lo que cuando la menarquia se produce demasiado pronto o demasiado tarde, puede influir en el riesgo de enfermedades y en la salud más adelante en la vida. Examinar los ciclos menstruales y el momento de la menarquia va a ser una pieza importante para comprender cómo afectará el cambio climático a la salud futura de las mujeres y de todas las personas que menstrúan o han menstruado”, señalaron Silvia Canelón y Mary Regina Boland, autoras del artículo científico publicado en marzo del 2020 en una revista científica especializada.

Si bien, médicamente se considera normal el inicio del desarrollo puberal a partir de los 8 años, esa menarquia puede tener un impacto emocional en niñas tan pequeñas. 

Las personas recurren a tres macronutrientes, grasas, carbohidratos y proteínas para obtener calorías y energía necesaria para que las células y el cerebro funcionen; pero 
de esos tres macronutrientes, solo las proteínas tienen nitrógeno, el cual sirve para dar mantenimiento a las células y también con fines reproductivos. Por esa razón, el consumo adecuado de proteínas es vital; estas se encuentran en legumbres, trigo, maíz, soja, quinoa y avena, entre otros.

Cuando la dieta es baja en proteínas y alta en carbohidratos, los científicos –como Stephen Simpson de la Universidad de Sídney (Australia)-- han observado que se tiende a ingerir más calorías para compensar esas proteínas faltantes.

“En Costa Rica, los grupos vulnerables –que tienen un nivel socioeconómico menor- no necesariamente consumen los alimentos disponibles en las ferias del agricultor. Estas familias tienden a consumir muchos carbohidratos, comidas fritas, refrescos con altos contenidos de azúcar y les cuesta muchísimo modificar estos patrones de consumo”, explica la ginecóloga infantil Rita Peralta.

Aunque se pueden conseguir frutas, verduras, legumbres y tubérculos en las ferias del agricultor, “es más fuerte el hábito del pan con mantequilla, las galletas y los dos litros de refresco gaseoso”, continuó la ginecóloga, lo que incide en las menarquias tempranas de las niñas púberes.

Siembra y cosecha de agua de lluvia con conocimiento ancestral

Finalmente, el periodista peruano Alberto Ñiquen nos transporta a los Andes centrales del Perú, donde las hermanas Machaca Mendieta migraron del campo a la ciudad para estudiar ingeniería agrónoma, una carrera tradicionalmente masculina. Las discriminaron por su género y origen, pero ellas nunca se amilanaron. Retornaron a su comunidad campesina, pero en lugar de aplicar lo aprendido en la academia, se sumergieron en el saber de sus ancestros, enriquecieron su relación con la naturaleza y, gracias a ellas, su comunidad volvió a tener agua. Ahora su trabajo es toda una inspiración no solo en su país, sino en otros países de la región.  

Katiana Murillo, directora de LatinClima, reconoce que el cambio climático es un desafío enorme en la región, ya que es considerada una de las más vulnerables a los embates de este fenómeno; sin embargo, “estas historias demuestran que las y los periodistas del área pueden generar informaciones relevantes y de calidad, enfocadas en acciones de cambio y buenas prácticas para las distintas audiencias”.

Las historias del especial Historias que cuentan cambios fueron publicadas por distintos medios en América Latina, como IPS; Ojo al Clima y Delfino, en Costa Rica; El Mercurio de Chile;  Economía Sustentable de Argentina; Noticias Green en Guatemala, El Sol de Margarita en Venezuela; ConexiónCOP; Inforegión en Perú; y Econordeste en Brasil.  

También pueden ser consultadas a continuación: 

Mar ácido incomoda a los crustáceos en México

Restauración de manglares brinda esperanza frente a los impactos del cambio climático

Cómo afecta el cambio climático a nuestra salud y qué podemos hacer para remediarlo

Podcast asociado a la nota anterior

Cambio climático y presencia de planta exótica diezman población de tortugas marinas en Isla Margarita

Pedaleando por los arrecifes de la costa dos corais de Brasil

Monitoras comunitarias que salvan vidas en El Salvador

Tuna: una opción productiva frente a la sequía en Bolivia

La equidad menstrual: una variable más que contemplar en la gestión del riesgo 

En tiempos de cambio climático, indígenas peruanos siembran y cosechan agua de lluvia

Inseguridad alimentaria estaría detrás de adelanto de la primera menstruación

La pobreza menstrual dificulta la acción climática

Proyecto de ley sobre menstruación y justicia está listo para ir a plenario

La rebelión de las recicladoras de base en Chile 
 

 

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