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Michelle Bachelet: “Una mayor participación de mujeres en la transición energética no solo es justa, sino también inteligente”
El sector de la energía es uno altamente masculinizado y para lograr avances en la transición energética con el fin de descarbonizar las economías y contrarrestar el calentamiento global, es también clave una mayor igualdad de género. Para la que fuera dos veces presidenta de Chile y también exdirectora ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, la energía es, asimismo, “un impulsor del desarrollo humano: puede empeorar o mejorar el nivel de vida de las personas. Es capaz de incidir en la realización de cambios educativos, sociales y económicos que permitan alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres”.
Bachelet participó como oradora en la Octava Semana de la Energía de la Organización Latinoamericana de la Energía (OLADE), que se celebra del 6 al 10 de noviembre en Montevideo, Uruguay, con cerca de 2000 representantes de gobiernos, agencias internacionales, empresas y academia de 27 países.
Las mujeres experimentan brechas de desigualdad a nivel salarial, en educación, acceso a la propiedad y participación política, y el sector energético no es la excepción. De acuerdo con Bachelet, superar eso no solo es lo que hay que hacer porque es justo, sino también inteligente, ya que, según datos de Naciones Unidas, el PIB global aumentaría 26% para el 2025 si se incorporara laboralmente a las mujeres de igual forma que a los hombres.
Los hombres representan casi el 74% de la población ocupada en el sector secundario, donde se ubica la energía, y cuadruplican la participación femenina. En América Latina, las mujeres representan, asimismo, el 60% de la población graduada de la educación universitaria, pero solo el 30% en carreras de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (las llamadas carreras STEM). También reciben un ingreso salarial en promedio 20% menor, ocupan menos puestos directivos y participan poco en la toma de decisiones, y así ha sido tradicionalmente en el diseño de la política energética.
De ahí que, según Bachelet, una política energética con enfoque de género debería incorporar a la mujer de forma sostenible en la industria energética tanto en los niveles técnicos como de liderazgo y toma de decisiones, y tomar en cuenta sus necesidades energéticas diferenciadas e incluso los sesgos o prejuicios invisibles o inconscientes que existen por su condición de mujer y que la ponen en una posición de desventaja frente al hombre.
Sobre cómo la región podría avanzar en sus metas climáticas con una mayor participación de las mujeres y consideración de sus necesidades y potencial, LatinClima conversó con Bachelet.
_ ¿Cómo podríamos avanzar en las metas climáticas, especialmente en la transición energética, con una mayor inclusión y enfoque de género?
Yo estuve en la firma del Acuerdo de París, estábamos todos muy esperanzados, pero en las COPs se ha podido avanzar poco, eso es lamentable, y espero que en la COP28 en Dubái se pueda avanzar en los desafíos pendientes. Yo creo que las mujeres, por un lado, tienen dos o tres consideraciones o aspectos que pueden ser muy útiles a la hora de avanzar en las negociaciones; primero, saben escuchar, saben incluir y saben buscar soluciones para que las partes puedan llegar a acuerdos.
Muchas veces no hay suficientes mujeres en las mesas negociadoras, aunque en algunos países sí. Yo estuve en la COP25 en España y algunos países tenían casi solamente participación femenina, pero yo creo que las mujeres pueden ser súper útiles en la medida en que, por un lado, se muestre lo que les pasa con el tema del cambio climático, de la energía y su acceso, pero también como parte de la solución, proponiendo soluciones y siendo parte del proceso de toma decisiones, como también del proceso productivo; que permita que se avance hacia las metas que tenemos que lograr, porque yo creo que el cambio climático y la triple crisis planetaria (cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad) es la crisis más grave.
Vemos guerras que no esperábamos, pero esto otro ya está generando en lugares del mundo que la gente tenga que salir porque, por ejemplo, ya se han elevado los niveles del mar y no pueden seguir viviendo de lo que comían antes. Las mujeres también tienen que irse, se producen desastres naturales gravísimos y mujeres y niños son las víctimas más importantes, pero el trato es no es diferenciado. Es clave contar con las mujeres porque han tenido una experiencia de vida que hay que tomar en cuenta en toda área, no sólo la energía o el cambio climático, porque la gente puede ponerse en los zapatos del otro y eso se llama empatía, pero cuesta ponerse en los zapatos de las mujeres; es decir, lo que les pasa en la vida a las mujeres, entonces yo creo que es clave, muy importante y esperemos que se vaya incrementando cada vez más.
_ ¿Y cuáles son los sectores críticos en donde hace falta más ese enfoque de género?
Bueno, energía es uno, también la minería, en algunos países se ha ido avanzando, pero yo diría esos dos como de los más masculinizados. Ya una empieza a ver la aparición de más mujeres en las empresas públicas, pero también en algunas empresas privadas y en asociaciones empresariales; o sea, comienza a darse una mayor participación de mujeres a pesar de que aún tenemos escasa cantidad de presidentas, de primeras ministras, pero se ha ido aumentando y Costa Rica, por ejemplo, es un país donde la participación femenina en el Congreso es alta. Así que existen países que pueden demostrar que no hace daño, que es bueno y que puede ser una gran posibilidad no solo para las mujeres, sino también para los hombres.
_ ¿Cómo está la región en relación con el mundo? Porque también sucede que en una región tan desigual como América Latina, el tema de pobreza pasa, obviamente, por estos temas
En la región, la pobreza tiene cara de mujer y niño, sí, y la pandemia del COVID-19 dejó a las mujeres- y la CEPAL ha llegado a esa conclusión-, un rezago en de 10 años en términos de participación laboral porque muchas mujeres tuvieron que dejar de trabajar para cuidar a los niños cuando estos estaban sin clase, entonces el desempleo femenino fue mucho más alto que el masculino.
El otro componente complicado en la región también es el hecho de que hay muchos trabajos informales y, en estos, el 70% son de mujeres, las que, además, reciben menos ingresos, algunas dependen solamente de lo que venden al día. Por otro lado, cuando las personas están en el trabajo informal no reciben las ayudas de los gobiernos para el COVID o para enfrentar la inflación o cualquiera de estas cosas; las personas que no están registradas no reciben nada, entonces de nuevo las mujeres vuelven a ser marginalizadas porque, al no ser trabajadoras formales, no tienen esos espacios del Estado para recibir apoyo.
Entonces yo diría que hay muchos de estos componentes que hacen que las mujeres todavía estén subrepresentadas, discriminadas y no tengan acceso a todas esas cosas. Pasó mucho con el COVID, y yo veo que se habla poco también, pero la violencia doméstica se incrementó fuertemente; entonces yo siento que desde el COVID en particular, la situación de las mujeres ha empeorado en la región en el sentido de todos los impactos que significó y todavía no hemos alcanzado volver a ese nivel previo.
_ ¿Y también esos sesgos invisibles que usted menciona…?
Hay que creérsela. Existe una frase en inglés: Walk the talk, o sea, deja de hablar y haz lo correcto, es ser consecuente con lo que se dice. Hoy día nadie habla contra las mujeres, o muy pocos, y todo el mundo habla de la igualdad, pero otra cosa es exactamente hacerlo. Y es un esfuerzo claro que tiene que hacer la mujer todavía para hacerse visible en todos los ámbitos.
Yo cuando era más joven tenía que demostrar que era capaz, teníamos que demostrar que éramos capaces y no se les pide lo mismo a los hombres.
Es que muchas veces las mujeres que están en ciertas áreas son excepcionales y eso no puede ser una excepción, además hay mujeres que no tienen perspectiva de género, no tienen ninguna mirada. Bueno, yo gané la presidencia también porque era buena, pero justamente quiero darle visibilidad a todas esas mujeres buenas, que son invisibles porque no se les considera, no se les incluye, pero son excelentes y entonces mi responsabilidad es asegurar eso.
_ De repente el futuro de la humanidad con el cambio climático, ¿podríamos decir que va a depender de que las mujeres participen más en la toma de decisiones?
Pero también desde los patrones de consumo, menos contaminantes, más limpios, más sostenibles, hasta obviamente el trabajo específico técnico, profesional o en la política, donde las mujeres pueden tener una participación fundamental.
_ Y en especial ahora, que se habla cada vez más de justicia climática y transición justa…
Exacto, porque hasta ahora la justifica climática no ha sido muy justa con las mujeres.