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¿Por qué es importante la Cumbre Climática de París?
Del 30 de noviembre al 11 de diciembre en París, Francia, tendrá lugar una nueva cumbre climática, pero no es una cumbre más, es la cumbre en donde luego de 20 años de negociaciones sobre el tema, se llegaría por primera vez a un acuerdo climático universal legalmente obligatorio.
Y no solo eso, sino que se espera que este logre mantener el aumento en la temperatura del planeta por debajo de los dos grados Celsius respecto de los niveles preindustriales para evitar los impactos más graves del calentamiento global.
Para esto, los diferentes países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo, han estado presentando durante este año sus planes de acción climática o INDCs, por sus siglas en inglés, en los que establecen sus compromisos de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) y algunos también sus metas de adaptación al cambio climático.
Estas acciones se comenzarían a implementar en el 2020 cuando entre en vigor el nuevo acuerdo, lo cual implica un periodo de preparación que va a ser crucial en cada país con el fin de garantizar la institucionalidad, así como las políticas, medidas e instrumentos necesarios para que esto suceda. Hay que recordar, por ejemplo, que leyes que van a ser vitales tienen que pasar por los respectivos congresos.
El asunto es que todos estos planes sumados que han presentado los países ante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático todavía no alcanzan para garantizar que el aumento en la temperatura del planeta no sobrepase los dos grados Celsius.
Un informe presentado recientemente por la Secretaría de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, mostró el efecto agregado de los planes nacionales de acción climática de 146 países, presentados hasta el 1 de octubre de 2015 y que representan el 86% de las emisiones globales de GEI. Según un análisis de la Agencia Internacional de Energía, estos INDCs tienen la capacidad de limitar el aumento previsto de la temperatura a unos 2,7 grados Celsius. Es decir, habrá que negociar todavía bastante para lograr un consenso.
La ciencia nos dice que hay que actuar lo antes posible. Ese umbral en el cual es posible hacer algo para que evitar que el calentamiento sea mayor a los dos grados, con resultados catastróficos, es cada vez menor.
Según un informe del Banco Mundial, las emisiones de CO2 son actualmente un 60 % más elevadas que las de 1990 y aumentan a un ritmo de 2,5 % al año. Si continuase este avance, en tan solo tres décadas se excederían las concentraciones atmosféricas de CO2 consideradas aceptables con el fin de limitar el calentamiento a 2 °C.
Y ya con dos grados, incluso, el mundo será muy diferente al que conocemos. Todavía no llegamos al grado de aumento en la temperatura global y ya empezamos a ver efectos.
La cosa es que tampoco podemos esperar a que los negociadores solucionen el problema. Todos y todas desde nuestro ámbito de acción tenemos la responsabilidad pero también el poder de actuar ya.