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Invertir en una recuperación sostenible y resiliente de América Latina es cuestión de todos

Autor: CCAFS

La financiación para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y cumplir con las metas del Acuerdo de París, ya enfrentaba un panorama difícil antes de la crisis provocada por el coronavirus.

El reporte Enabling Institutional Investment in Climate Smart Infrastructure, ha encontrado que, si se siguen haciendo negocios de la manera usual, la inversión para cumplir con las metas de desarrollo sostenible tendría una brecha de 0,7 billones de dólares anuales. Igual ocurre con la meta para mantener el calentamiento por debajo de los 1.5°C, que tendría una brecha de inversión de 0,6 billones de dólares anuales. Ahora, de acuerdo a un reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la brecha de financiación aumentará 1,7 billones de dólares más en 2020, debido a la crisis provocada por la pandemia.

Ante este panorama, ¿qué podemos hacer? ¿Qué herramientas se encuentran a disposición de las diferentes instituciones, públicas y privadas, para financiar la acción climática?

En América Latina y el Caribe, los flujos privados de capital, más el financiamiento público-privado, entre otros mecanismos, han apoyado diferentes acciones para la adaptación y mitigación al cambio climático, pero al mismo tiempo han nacido diferentes barreras y retos para movilizar y ampliar las inversiones, especialmente para escalar y generar impacto desde los pequeños agricultores hasta la creación de nuevos modelos de negocio sostenibles.

Ante este desafío, diferentes instituciones han iniciado un camino para movilizar la transformación hacia un desarrollo resiliente al clima y bajo en emisiones.

Apuesta desde CCAFS

Desde el Programa de Investigación de CGIAR en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS) y sus socios, se han propuesto desbloquear 320 billones de dólares en capital público y privado para materializar oportunidades de negocio en la implementación de los ODS, como lo muestra el reporte “Acciones para transformar los sistemas alimentarios en un contexto de cambio climático”.

Necesitamos crear oportunidades de inversión sostenible, es decir, incorporar criterios de inclusión, resiliencia al clima, y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el diseño e implementación de las inversiones públicas y privadas. Es importante también combinar la financiación para desarrollar una cartera más profunda de proyectos que, además de rentables, generen impacto social y ambiental y que promuevan acciones en cumplimiento con los compromisos internacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible y las Contribuciones Nacionalmente Determinadas. Finalmente, es necesario catalizar las inversiones privadas en mercados y modelos empresariales que potencien las sinergias entre el desarrollo económico, social y ambiental.  

Las instituciones que investigan las dinámicas entre el cambio climático y los sistemas alimentarios ocupan un rol importante para fortalecer las capacidades de inversionistas preocupados por su aporte a la sociedad para evaluar y mitigar el riesgo y desplegar mecanismos apropiados a través del análisis de datos y uso modelos, que informen inversiones potenciales de manera prospectiva en un clima cambiante.  

Desde CCAFS América Latina hemos hecho un primer acercamiento a este enfoque a través de un estudio para vincular las principales vulnerabilidades y amenazas climáticas a las que se enfrentan los pequeños agricultores rurales con mecanismos financieros rentables con el potencial de mejorar los medios de vida de la población rural. A partir de los resultados encontrados se determinaron las medidas de adaptación al cambio y variabilidad climática más prometedoras para aumentar su productividad y capacidad de resiliencia.

Los portafolios de prácticas de agricultura sostenible adaptada al clima son la apuesta para facilitar el acceso de los agricultores a esquemas de microfinanciamiento rural que financien la implementación y, por lo tanto, empiecen el camino hacia una producción de alimentos más resiliente y adaptada al clima mientras mejoran su productividad e ingresos. De igual manera, la financiación de esas prácticas aporta beneficios económicos a las instituciones financieras y los fondos de inversión, y ayuda a mejorar los medios de vida de los agricultores.

La construcción de metodologías para el análisis de riesgo climático que vinculen la relación riesgo-rendimiento-resiliencia con las diferentes fuentes de capital privado, es crucial; significa llegar a más inversores a través de plataformas para conocer y facilitar transacciones de proyectos con alto potencial de inversión aprovechando el creciente impulso en la financiación mixta.

Financiación sostenible para una recuperación resiliente

La pandemia ha presentado una oportunidad para que las finanzas sostenibles contribuyan a un futuro más resiliente, inclusivo, equitativo y sostenible, especialmente para América Latina. En este contexto, es más importante que nunca incrementar la financiación para acciones que contribuyan a promover la resiliencia de los sistemas alimentarios, pues van a tener impacto inmediato en aspectos económicos, sociales, ambientales e institucionales, vitales para lograr una mejor recuperación.

Las inversiones en agricultura sostenible adaptada al clima y en infraestructura resiliente al clima han probado tener la capacidad de generar empleos y estimular las economías rurales gracias a un mayor acceso a los mercados, una mayor productividad de los cultivos y una mayor seguridad alimentaria y nutricional. Mejorar la capacidad institucional de los gobiernos nacionales y locales y promover mecanismos institucionales flexibles, innovadores y adaptables a los retos actuales, son aspectos clave para fortalecer las medidas de recuperación post COVID19. El diseño de intervenciones de reactivación económica vinculadas a objetivos de resiliencia climática garantizará sendas de desarrollo actual y futuro más sostenibles para la sociedad en general.

Otro de los frentes más atractivos para la inversión en América Latina es la Agtech, que reúne las innovaciones tecnológicas para buscar soluciones en el sector agropecuario, y que permitiría aumentar la productividad de los sistemas productivos de agricultores de pequeña escala, así como reducir los precios de los alimentos para los consumidores. Este sector tiene un gran potencial para la inversión en innovación y tecnología, pues puede contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de los productores mientras impulsa la economía de la región.

En resumen, necesitamos recuperarnos mejor y esto significa invertir en fortalecer los sistemas alimentarios para que sean más resilientes al clima, contribuyan a la conservación de la biodiversidad y al desarrollo bajo en emisiones. Lo anterior requiere de voluntad para articular esfuerzos a todas las escalas con compromisos contundentes. La ciencia puede informar las inversiones que promuevan una mejor recuperación a través de información para reducir el riesgo en los sistemas agroalimentarios, nuevas tecnologías que conecten a los consumidores con quienes producen sus alimentos e innovando en el desarrollo de mecanismos de financiación inclusivos que generen impacto medible a la luz de las metas mundiales de desarrollo y cambio climático.  

El objetivo general del CCAFS es reunir la ciencia y los conocimientos especializados del CGIAR y sus socios para catalizar un cambio positivo hacia una agricultura, sistemas alimentarios y paisajes climáticamente inteligentes, y posicionar al CGIAR para que desempeñe un papel importante en la puesta en marcha de prácticas, tecnologías e instituciones que permitan a la agricultura cumplir el triple objetivo de la seguridad alimentaria, la adaptación y la mitigación.

El Programa de Investigación de CGIAR en Cambio Climático, la Agricultura y la Seguridad Alimentaria trata de abordar el creciente desafío del calentamiento global y la disminución de la seguridad alimentaria en las prácticas, políticas y medidas agrícolas mediante asociaciones mundiales estratégicas y de base amplia.

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