Acuerdo de París

Paris agreement - Credit: UNFCCC Newsroom

Para entender el nuevo régimen climático plasmado en el Acuerdo de París, pues hay que devolverse un poco en el tiempo.

A finales de la década de 1960, las personas empezaron a manifestar su preocupación por el tema ambiental. En Estados Unidos, por ejemplo, el 22 de abril de 1970 tuvo lugar una multitudinaria protesta.

Esta fue impulsada por el senador estadounidense Gaylord Nelson, con el objetivo de incidir para que el tema ambiental formara parte de la agenda gubernamental de Estados Unidos. 

La presión social que se generó dio sus primeros resultados cuando se creó la Agencia de Protección Medio Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) y el Congreso de los Estados Unidos promulgó el Acta de Aire Limpio, con el fin de establecer estándares seguros sobre calidad de aire, emisiones y contaminación.

En conmemoración a esa protesta, y sobre todo a la acción ciudadana en pro del medio ambiente, es que el 22 de abril se celebra el Día de la Tierra.

Bajo ese contexto de conciencia social fue que, en 1972, se celebró la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano en Estocolmo (Suecia). Preocupados por la degradación ambiental, los países miembros de Naciones Unidas decidieron crear el Pnuma.

Sobre calentamiento global y cambio climático se empezó a hablar en la década de 1980. Como respuesta a esta preocupación, en 1988, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Pnuma decidieron crear el IPCC, con el objetivo que este compilara toda la evidencia científica existente a la fecha sobre cambio climático y proveyera recomendaciones a los países. 

El IPCC rindió su primer informe en 1990 y fue cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió preparar una Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

En 1992, en Río de Janeiro (Brasil), se celebró la Cumbre de la Tierra sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Esta reunión pretendía sentar las bases de una política global que orientara el desarrollo sostenible.

Durante esta cumbre se aprobaron dos convenciones que actualmente rigen las políticas medioambientales a nivel global: el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) y la CMNUCC. Esta última entró en vigor en 1994 y es respaldada por 196 partes.

Con el fin de hacer operativa dicha convención, en 1997, nació el Protocolo de Kioto. Este instrumento solo planteaba obligaciones para los países desarrollados, pretendiendo que estos redujeran entre 5 y 8% de las emisiones de carbono entre 2008 y 2012, eso con respecto al inventario de 1990.

El Protocolo de Kioto entró en vigor en 2005 y en 2012, los países decidieron extenderle la vida hasta 2020 redefiniendo una nueva meta: una reducción del 18% de las emisiones con respecto a 1990.

Aunque no todos los países ratificaron el Protocolo de Kioto, este sí posibilitó que los 187 que lo hicieron recortaran sus emisiones en 22,5% frente al 5% que se estipuló en un inicio.

“Sin Kioto, los esfuerzos por descarbonizar la economía mundial hubieran sido mucho más lentos. El Protocolo fue la semilla que desarrolló las primeras legislaciones para una economía baja en carbono”, afirmó Christiana Figueres, ex Secretaria Ejecutiva de la CMNUCC, durante la cumbre del clima celebrada en la ciudad de París (Francia) en 2015.

 

PARIS 2015 - UN Climate Change Conference COP21 - CMP11

 

El Acuerdo de París, aprobado en diciembre de 2015, viene a sustituir al Protocolo de Kioto a partir del 2020. A este tratado internacional le tomó apenas 10 meses lo que a su antecesor, el Protocolo de Kioto, le tomó ocho años para entrar en vigor, lo cual no sólo marca un hito, sino que refleja la urgencia de los países por afrontar el problema.

Este instrumento reúne las medidas acordadas por los países para evitar que la temperatura del planeta suba por encima de los 2 °C e idealmente permanezca por debajo de 1,5 °C (esa es la ambición que se persigue). Podría decirse que este tratado marca el inicio de la era donde el desarrollo deberá desvincularse por completo de las emisiones de carbono.

Contrario al Protocolo de Kioto, el Acuerdo de París es un tratado que cobija a todos los países, independientemente de su desarrollo, aunque sí contempla una “diferenciación” según su aporte histórico al calentamiento global.

De hecho, el tratado de París se basa en compromisos que cada país definió para sí mismo, según sus posibilidades. Las cuotas son voluntarias y no impuestas, como en el Protocolo de Kioto.

Esas cuotas se conocen como “contribución determinada a nivel nacional” o NDC (por sus siglas en inglés) y los países deben rendir sus informes de cumplimiento cada cinco años.

A noviembre de 2015, 183 países habían presentado sus NDC ante la CMNUCC y si por estos fuera, la temperatura promedio del planeta subiría entre 2,7 y 3,5 °C. De hecho, la Secretaría Ejecutiva de la CMNUCC calificó que estos esfuerzos no eran suficientes e instó a aumentar la ambición.

Aunque se quedaron cortas, esas cuotas de reducción sí estarían evitando que la temperatura suba entre 4 y 5 °C, como se proyecta si no se hiciera nada al respecto.

 

Otros aspectos del Acuerdo de París:

  • Aumento de ambición de los planes nacionales: conscientes de que los NDC son insuficientes para evitar el incremento de la temperatura, los países acordaron revisarlos en 2018 (dos años antes de regir el acuerdo).
  • Adaptación como parte de contribuciones: se reconoce las medidas de adaptación que los países desarrollados pudieran implementar como parte de las contribuciones nacionales y se invita a los organismos internacionales a dirigir financiamiento para adaptación.
  • Reporte y revisión de las metas de reducción: cada país, voluntariamente, detalló las metas de reducción que estaba en capacidad de asumir. Pero, al ser un acuerdo universal y vinculante, las naciones deberán reportar sus avances y revisar sus contribuciones cada cinco años. Queda pendiente el cómo se hará.
  • Aumento de los sumideros de carbono: el tratado invita a los países a adoptar medidas para conservar y aumentar, según corresponda, los sumideros de carbono como son los bosques.
  • Financiamiento por parte de países desarrollados: Los países desarrollados se comprometieron a proporcionar apoyo financiero para la reconversión energética de los países en vías de desarrollo. Los países emergentes que lo deseen, como China, podrán hacerlo de forma voluntaria.
  • Esfuerzo en los años previos al 2020: el acuerdo alienta a los países a realizar todos los esfuerzos de mitigación previos al 2020 y para ello, los insta a utilizar el aún vigente Protocolo de Kioto. De hecho, este instrumento ha permitido el recorte del 22% de las emisiones mundiales