Educación
![mujer frente a computadora portátil](/sites/default/files/field/image/pexels-photo-515171.jpeg)
La iluminación que devino de la electricidad posibilitó alargar la jornada productiva del día una forma segura y limpia, ya que atrás quedaron las antorchas, las lámparas de queroseno y las candelas.
El uso frecuente de velas o candelas como método de iluminación durante las noches provoca fatiga, afecciones oculares y la disminución de la visión a largo plazo.
Iluminar las noches con electricidad posibilita no solo el compartir con la familia y amigos en un ambiente recreativo sino que también permite que las personas estudien después de la jornada laboral y con ello, se amplían sus posibilidades de conseguir un mejor trabajo.
En territorio indígena bribri y cabécar, en Costa Rica, dos organizaciones no gubernamentales se dieron a la tarea en el 2011 de proveer de paneles solares a 545 hogares. Por cada casa, se instaló un panel solar de 12 vatios, una batería y dos luces LED de 1,8 vatios.
Con ello, las familias cuentan con luz de 6 a 10 p. M. Durante ese tiempo, los niños y jóvenes aprovechan para hacer tareas y estudiar para los exámenes. Algunas madres que trabajan durante el día en la finca, aprovechan las noches para estudiar.
De hecho, el plan es instalar paneles solares en las iglesias para que estas funcionen como aulas durante las noches y así los adultos puedan asistir a clases.
Con la electricidad también vienen otras facilidades de estudio. Las personas pueden aprender a partir de videos, programas radiofónicos e Internet, si existe acceso a la red.
Ejemplo de ello es la telesecundaria, un modelo mexicano que, desde 1968, lleva educación a zonas rurales a partir de videos y se ha expandido a varios países como El Salvador, Costa Rica y Panamá.
Asimismo, gracias a la electricidad, ahora es posible contar con tecnología dentro del aula como computadoras e incluso dispositivos móviles como tabletas y teléfonos celulares.
En La Florida de Siquirres, comunidad rural de Costa Rica, Daniel Ballestero es maestro unidocente, es decir, imparte lecciones para todos los grados.
Gracias al Programa Nacional de Informática Educativa del Ministerio de Educación Pública y la Fundación Omar Dengo, Ballestero incorporó tecnología a sus clases.
A cada niño y niña se le asignó una computadora, la cual pueden llevar a su casa. El maestro planifica la lección según el nivel del estudiante y desposita los materiales en una carpeta que cada niño y niña accesa en la computadora.
De hecho, Ballestero es usuario de Upe. Esta es una plataforma en donde los educadores pueden intercambiar materiales así como acceder a cursos de actualización y formación.
También, el maestro les enseña programación básica. Gracias a ello, a la niña Cristel Garita diseñó un tipo de fichas para enseñarle a leer a su mamá que era analfabeta.