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Doble Amenaza: La Desinformación acelera la crisis climática mientras la ciencia lanza nuevas alertas

Año de publicación:: 2025
Cambio climático
Imagen tomada de Canva
Uso con crédito de autor personal

Mientras datos científicos revelan un calentamiento global sin precedentes y una degradación alarmante de ecosistemas como la Amazonía, una sofisticada maquinaria de desinformación evoluciona para sembrar la duda, polarizar a la sociedad y paralizar la acción climática global de cara a la COP30.

[Caracas, 29/9/25] – El planeta enfrenta dos crisis interconectadas que amenazan el futuro de la humanidad: una crisis climática tangible, documentada por la ciencia, y una crisis de integridad en la información, impulsada por actores que buscan sabotear la cooperación internacional. A medida que el mundo se prepara para la crucial 30ª Conferencia de las Partes (COP30) en Belém, Brasil, la evidencia científica es más contundente que nunca. El cambio climático, definido como una alteración duradera en los patrones de temperatura y precipitación, es una consecuencia directa del modelo de desarrollo humano. Su principal motor es el aumento de gases de efecto invernadero (GEI) por la quema de combustibles fósiles, la deforestación y la agropecuaria, lo que ha elevado la temperatura media global 1,2 °C por encima de los niveles preindustriales.

Sin embargo, en paralelo a esta realidad, opera un ecosistema de desinformación diseñado para erosionar la confianza pública, atacar a la ciencia y retrasar la acción climática. Las narrativas han evolucionado del negacionismo absoluto a formas más sutiles y peligrosas de escepticismo que cuestionan la responsabilidad humana, la viabilidad de las soluciones o las enmarcan en teorías de conspiración. Esta doble crisis se ha convertido en el principal obstáculo para alcanzar los consensos necesarios que permitan una transición justa y sostenible.

La evidencia científica: Un planeta en estado de emergencia

Los datos científicos presentados por expertos son inequívocos y alarmantes. La Curva de Keeling, que monitorea la concentración de CO2 en la atmósfera desde 1958, muestra una subida continua y acelerada, alcanzando niveles no vistos en millones de años. Este aumento desequilibrado del efecto invernadero es la fuerza motriz del calentamiento global observado. A nivel global, el sector energético es responsable de más del 70% de las emisiones, pero en países como Brasil, el perfil es diferente: más del 50% de sus emisiones provienen del cambio de uso de la tierra y la deforestación. Municipios amazónicos como São Félix do Xingu superan en emisiones a grandes centros industriales como São Paulo, debido a la intensa actividad de deforestación.

La Amazonía, un ecosistema vital para el equilibrio climático global, se encuentra en un punto crítico. La región ya ha perdido cerca del 20% de su cobertura forestal original, un área más grande que Alemania. Sin embargo, la geógrafa Natalia Nascimento advierte que la amenaza va más allá del "corte raso" (la deforestación completa). Se estima que el 50% de los bosques que quedan en pie ya sufren algún nivel de degradación por la explotación ilegal de madera, los incendios y los efectos de borde, lo que compromete su capacidad de secuestrar carbono y reciclar agua.

Este proceso de degradación está empujando a la Amazonía hacia un "punto de inflexión" (tipping point), un umbral a partir del cual el ecosistema podría colapsar y transformarse irreversiblemente en una sabana. Este riesgo se ve agravado por un calentamiento récord; el año 2024 ya ha superado el límite de 1,5 °C de calentamiento establecido en el Acuerdo de París como un umbral seguro para la supervivencia humana. Ciudades amazónicas como Belém y Manaus ya sufren olas de calor extremas, con un impacto directo y desproporcionado en la salud de mujeres y personas mayores de 65 años.

La anatomía de la falsedad: Tácticas y metanarrativas

Frente a esta abrumadora evidencia, los actores de la desinformación han refinado sus tácticas. Charlotte Luks, asesora de la ONU, explica que las estrategias actuales incluyen desacreditar el consenso científico, atacar la credibilidad de científicos y periodistas, y posicionar a pseudoexpertos como voces confiables. A menudo, explotan divisiones sociales y promueven teorías conspirativas que vinculan las políticas climáticas con un supuesto plan de "élites globales" para controlar a la población, como la "Agenda 2030". Estas campañas utilizan un lenguaje codificado, gráficos engañosos e imágenes generadas con inteligencia artificial para aparentar legitimidad y ganar influencia.

Cris Tardáguila, fundadora de la agencia de verificación Lupa, señala que, aunque los ejemplos específicos de desinformación cambian, las "metanarrativas" subyacentes permanecen constantes. Para entender cómo operan, es útil conocer las "5 D de la desinformación", identificadas por el investigador Ben Nimmo:

1.  Desestimar (Dismiss): Atacar y desacreditar a la persona o fuente que expone la falsedad, como se ha visto con activistas climáticos.

2.  Distorsionar (Distort): Usar información que puede ser cierta pero se presenta de forma engañosa para llegar a una conclusión falsa. Un ejemplo clásico es afirmar que "hoy hace frío, por lo tanto, el cambio climático no existe".

3.  Distraer (Distract): Desviar la atención del problema real hacia otro tema o culpando a otros actores, como cuando los países se acusan mutuamente de ser los mayores contaminadores para evadir su propia responsabilidad.

4.  Desalentar (Dismay): Utilizar amenazas, presión y la creación de organizaciones pantalla para silenciar a quienes exponen la desinformación.

5.  Dividir (Divide): Explotar las divisiones sociales para generar conflicto y polarización, una táctica de la que muchos influencers se lucran, ya que el ruido y la indignación generan dinero en las redes sociales.

Estas estrategias son impulsadas por actores con claros intereses financieros y políticos, como la industria de los combustibles fósiles y ciertos grupos políticos, que se benefician de mantener el statu quo y retrasar la acción climática

La lucha por la integridad: De la verificación a la resiliencia informativa

Frente a este desafío, las estrategias para combatir la desinformación también están evolucionando. Ya no basta con desmentir una falsedad (debunking). Expertas como Cris Tardáguila y Laura Zommer proponen el prebunking: una estrategia proactiva que consiste en "vacunar" a la audiencia enseñándole las tácticas y técnicas de la desinformación para que puedan reconocerlas por sí mismos.

Iniciativas como Verified, de las Naciones Unidas, buscan que "la verdad viaje tan rápido como la mentira". Su enfoque no es solo reactivo, sino que se centra en promover narrativas positivas y soluciones climáticas que empoderen a las comunidades, inundando plataformas digitales como TikTok con contenido constructivo. Este enfoque busca construir resiliencia en la sociedad frente a la información maliciosa.

El poder de las voces auténticas y los datos precisos

La base de una comunicación climática honesta es la información precisa y las voces auténticas. Para los periodistas, es fundamental recurrir a herramientas de datos confiables, como las presentadas por el ingeniero ambiental Eron Martins (MapBiomas, SEG, Global Forest Watch), que permiten visualizar la deforestación y las emisiones de manera rigurosa. El uso correcto de estos datos es clave para no caer en trampas comunes, como confundir la degradación forestal o los incendios con la deforestación completa (corte raso), una distinción técnica que los desinformadores pueden explotar.

Igualmente, crucial es amplificar las voces de quienes viven la crisis climática en primera línea, especialmente las de los pueblos indígenas. Ikaro Nawa, periodista del pueblo Nawa, advierte que generalizar sobre los "pueblos indígenas" es una forma de desinformación que puede causar daños reales, ya que en Brasil existen 305 pueblos que hablan 274 lenguas. Las organizaciones indígenas, como la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) o la Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), son productoras de sus propios datos e información, y consultarlas es un acto de rigor periodístico y de respeto a su autonomía.

Como afirma Samia Sateré Mawé, la comunicación indígena es una herramienta para presentar su propia narrativa y luchar contra el greenwashing y las falsas soluciones de mercado. La periodista Tai Silva lo resume de manera contundente: "Hay que hablar con el territorio, no en su nombre. El territorio habla a su manera". Este enfoque reconoce que las comunidades no son solo víctimas, sino protagonistas con soluciones basadas en el conocimiento ancestral.

En este contexto, el periodismo de soluciones emerge como un antídoto tanto a la desinformación como a la cobertura puramente centrada en problemas. Este enfoque investiga rigurosamente las respuestas que se están implementando, mostrando la evidencia de lo que funciona y lo que no, sus limitaciones y las lecciones que se pueden aprender. Como subraya Juliana Strobel, de la Fundación Avina, los mayores expertos en soluciones climáticas a menudo no están en laboratorios, sino en las comunidades que ya viven el futuro climático. "La memoria es infraestructura y contar es una forma de acción climática", afirmó recientemente la presidencia de la COP30, reconociendo el poder de las historias para construir pertenencia y restaurar el interés.

Referencias

 

Knight Center. (2025). Cambio climático: una introducción a las causas e impactos que los periodistas necesitan saber [Video]. YouTube.

 

Knight Center. (2025). Cómo cubrir el clima y la COP: comprender los temas y traducir la jerga climática [Video]. YouTube.

 

Knight Center. (2025). Creating digital content at COP30 [Video]. YouTube.

 

Knight Center. (2025). Integridad, verificación y lucha contra la desinformación climática [Video]. YouTube.

 

Knight Center. (2025). Investigando la crisis climática: un kit de herramientas para el acceso a bases de datos [Video]. YouTube.

Copyright: Uso con crédito de autor personal

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