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Sandra Guzmán: el canje de deuda puede ser un elemento integrador que ayude al financiamiento climático en América Latina

Fecha de publicación en Latinclima
Autor institucional: LatinClima
Región: América Latina
Año de publicación:: 2023
Uso con crédito de autor personal e institucional

Sandra Guzmán es fundadora del Grupo de Financiamiento Climático para América Latina y el Caribe (GFLAC). Tiene una experiencia de más de 16 años en política, financiamiento y negociaciones climáticas. Ostenta un Doctorado en Políticas de la Universidad de York, una Maestría en Política y Regulación Ambiental de la London School of Economics and Political Sciences, un Diplomado en Finanzas Sostenibles de la Universidad de Oxford y una Licenciatura en Relaciones Internacionales de la National Universidad de México. Fue designada como parte de los 34 Global Change-Makers por la Beca Chevening del Gobierno del Reino U.

Sobre los resultados de la pasada cumbre climática en el tema de financiamiento climático y sus perspectivas para el 2023 y América Latina, LatinClima conversó con la experta.

_ Sin duda, uno de los grandes logros de la pasada COP fue finalmente el acuerdo para crear un fondo para pérdidas y daños, lo que significó una victoria del sur global que se unió como nunca en esta COP. Pero tomando en cuenta que, por ejemplo, los famosos 100.000 millones al año (USD) que los países desarrollados prometieron transferir a partir del 2020 a los Estados vulnerables afectados por los impactos del cambio climático no se ha logrado, ¿cómo creer que este fondo pueda ser una realidad y cuándo, dado el nivel de urgencia? ¿Cuál es tu percepción en este sentido?

Esta cumbre, a diferencia de otras, tenía como como centro de sus decisiones los temas de financiamiento. Recordemos que hay tres grandes áreas de trabajo: mitigación, adaptación y los medios de implementación y esta COP tenía por mucho varios elementos asociados a esto último, entre los cuales el financiamiento era uno de los más comprehensivos en la agenda de negociación. 

Uno de los temas más importantes que se venían discutiendo desde años atrás era el tener un mecanismo financiero para atender pérdidas y daños. Y que se haya resuelto en la misma COP27, ha sido muy importante porque dentro del aparato de la Convención los elementos de discusión en la agenda no necesariamente se resuelven en la misma conferencia. Entonces la aprobación del fondo para pérdidas y daños es un avance porque representa una agenda que posiciona a los países más vulnerables con la presión y participación también de organizaciones no gubernamentales, que estuvieron empujando el tema durante todo el año.

Dentro del G77 más China, que es en donde están los países más vulnerables, no había un acuerdo sobre este tema y, sin embargo, se dio hacia el final de la negociación pese a que varios países no estaban del todo de acuerdo con el fondo. Entonces sí que es un triunfo para los países más vulnerables que tuvieron esa posibilidad de impulsar el tema.

_ ¿Cómo definir cuáles países y regiones tienen prioridad y garantizar que realmente estos flujos financieros apoyen de forma urgente a las poblaciones más vulnerables?

Hay dos aspectos que vale la pena enfatizar: por un lado, es que el fondo va a tomar tiempo para operacionalizarse. Si bien se establece este comité de transición, que va a definir las reglas operativas del fondo, todavía faltan estos compromisos para financiarlo y el fondo queda abierto a contribuciones no solo de los países desarrollados, sino que se habla de otras iniciativas adicionales que podrían alimentarlo, incluso fuera de la Convención. Entonces puede ser positivo, pero un poco genérico en cuanto a quién va a dar recursos al fondo. Se queda un poco más a voluntad de las Partes y no siempre es positivo, además del tiempo que va a llevar formarlo.

Un aspecto que hay que considerar son aquellos mecanismos que ya se pueden poner en marcha porque no hay tiempo para esperar al fondo. Es un proceso que va a ayudar en el mediano plazo, pero hay que seguir empujando para que exista atención sobre las pérdidas y daños de manera inmediata. Por eso no hay que perder de vista los 211 millones (USD) que se formaron en el Global Shield, que es este acuerdo entre el G7 y el V20, que representa a los países más vulnerables, porque ese tipo de mecanismos más inmediatos va a ayudar en el corto plazo. El G77 logró realizar un impulso conjunto, pero hay que ser muy cuidadosos en cuanto a cómo ese proceso se va a dar y qué va a haber en el medio de aquí a que el fondo se cree. 

_ Otro tema que ha quedado claro es la necesidad de transformar el sistema financiero internacional para que realmente se alinee con la meta del 1,5 °C  y, con ello, se acelere el proceso de descarbonización, en especial en aquellos países en desarrollo con más vulnerabilidad al cambio climático, que no necesitan endeudarse más sino contar un apoyo más contundente en otra vía, como los mecanismos de canje de deuda. ¿Qué oportunidades existen en este sentido?

En esta COP se reconoce por primera vez el rol del sector financiero en la transición. Este es un tema que está ya explícito en la decisión final sobre la participación de los bancos centrales, los bancos comerciales y todas las instituciones financieras, incluidas las aseguradoras y los inversionistas; habla ya de su rol como parte integral de las decisiones y de su papel para avanzar hacia el cumplimiento, sobre todo, del artículo 2.1 c del acuerdo, que tiene que ver justamente con hacer todos los flujos financieros consistentes. Entonces el hecho de que ya se hable del sistema financiero en su totalidad es uno de los avances más significativos. 

Aquí hay un mensaje sustantivo para lo que venga en adelante porque es la primera vez que se reconoce el rol de los bancos multilaterales y de las instituciones financieras en términos de mejora al acceso al financiamiento y se habla también de la importancia de no generar más deuda para los países, se resalta el impacto que el endeudamiento ha tenido en muchos de ellos y, si bien no abre todavía la caja para la discusión del canje de deuda, el hecho de que se reconozca el endeudamiento nos va a permitir meter este tema en futuras COPs. Y creo que ahí el statement que hizo Colombia o u otros países que apoyaron, como lo que está promoviendo Barbados con la Bridgetown Agenda, va a ser muy positivo para empezar a empujar con fuerza.

Otro tema que enfocaría aquí es también el de conectar mejor las necesidades con los flujos de financiamiento, que no se había hecho explícito en las conversaciones, pero ahora está más en las decisiones. 

_ ¿Qué opciones reales existen de que eso suceda, tomando en cuenta también que persisten los subsidios a los combustibles fósiles y esta COP no logró un mensaje más contundente en cuanto a la eliminación de los mismos?

Ciertamente lo que no es tan positivo es el hecho de que no se cambió la discusión sobre el phase-down (disminución) de los subsidios a los combustibles fósiles. No necesariamente es un retroceso, pero no es un avance porque el lenguaje es el mismo que se utilizó en la cop26. Sí agrega un tema interesante, que es cómo ayudar a los países más vulnerables en este proceso de transición justa. Y el hecho de que se hable de esto como un ítem independiente en las decisiones, como ya toda una agenda, también puede ser positivo. 
Pero que no se hable del phase-out (eliminación) a los subsidios a los combustibles fósiles, sigue siendo un lenguaje no contundente para la salida de los mismos y esto genera una decepción en el sentido de que sacar esos subsidios a los combustibles fósiles es muy importante para cambiar el mensaje y mandar una señal de que las tecnologías fósiles ya no pueden seguir recibiendo el apoyo de los gobiernos y que tienen que cambiar el tipo de financiamiento para incentivar y mudar hacia otro tipo de tecnologías. 

_ ¿Cómo lograr también cerrar la gran brecha de financiamiento en adaptación que persiste? Y en especial para los países de América Latina, que son algunos de los más vulnerables a los impactos del cambio climático

Sobre el financiamiento para adaptación, se reconoce que hay todavía una brecha en materia de financiamiento, pero no se habló más allá de la necesidad de su duplicación. hoy sabemos que el financiamiento para adaptación no solo debe duplicarse; son 10 veces más lo que se necesita para balancearlo con mitigación. Entonces es un tema que quedó bastante laxo en las decisiones. Sí se habla, por ejemplo, de fortalecer el Fondo de Adaptación, lo cual también es positivo porque algunos países no lo querían. 

Otro tema que va a ser muy importante es lo de la nueva meta de financiamiento. Fue uno de los temas contenciosos en esta COP, porque si bien se avanzó en conversaciones generales sobre cómo debe formularse esta meta y se establecieron algunos aspectos procedimentales, no se habló tanto del contenido; es decir, de cómo vamos a empezar a diseñar la meta desde la visión cuantitativa y cualitativa. Entonces, lamentablemente en esta COP no se avanzó en generar los mandatos adecuados para empezar a darle forma a la meta, lo cual desde el punto de vista del ítem a mí me preocupa perder un año más porque nos quedan solamente dos años para tener esa meta bastante bien delineada. Es un tema pendiente y todo el próximo año hay oportunidad de irle dando forma.

_ ¿Cuáles ventajas y desventajas tiene América Latina en cuanto a acceder al financiamiento climático? ¿Cuáles mecanismos serían más exitosos para la región?

América Latina es uno de los temas importantes. En este proceso del G77, la región mostró una integración que no había tenido antes en estos ítems; por ejemplo, el fondo para pérdidas y daños. No todo el mundo estaba de acuerdo con ello, se integraron tanto grupos de negociación como AILAC, ABU y otros países; el mismo Ecuador, que es parte del ALBA. Todos los países se unieron para empujar de una manera conjunta y eso es un mensaje importante a nivel de la región. Incluso México también apoyó y se dio la posibilidad de generar una agenda de trabajo. 

Creo que este tema del endeudamiento y de los posibles instrumentos, como canje de deuda, puede ser un elemento muy importante e integrador en el futuro, que ayude a la región a seguir este camino. El hecho de que Colombia, Brasil y Chile jugaran un rol muy importante en lo del fondo para pérdidas y daños, significa una América Latina mucho más presente e integrada en otros momentos. Antes había posiciones muy encontradas y eso es positivo para empezar a seguir trazando una agenda en este sentido, más hacia la innovación en cuanto a qué cambios van a haber para para impulsar la transformación. No sólo el sector financiero, como ya lo establece la COP, pero en general buscar instrumentos más integradores para atender todos estos problemas. 

Entonces, en general, creo que hay elementos en los que se avanzaron, como esto del sector financiero, que van a marcar una nueva tendencia. Mi último mensaje sería no perder de vista que el mensaje genérico ya está allá afuera. Ahora falta bajar esto a regulación y política nacional, lo cual va a ser trabajo también de las organizaciones a nivel nacional para no perder la oportunidad de hacer que todos estos acuerdos se traduzcan al nivel nacional.

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