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Navegando por el río de la conservación

Esta es la historia de un río. Más bien, es la historia de un bosque. No. La verdad es que es la historia de Rafael Gallo, un empresario con visión de sostenibilidad.
Tras navegar diversos ríos en Estados Unidos y “graduarse” en los rápidos del río Colorado, Gallo decidió no volver a su país natal, El Salvador, y optó por continuar su camino hacia el sur para llegar a una nación que, según le dijeron, prometía cauces de agua aún sin explorar.
Así fue como Gallo, aventurero de cepa, se dio a la tarea de navegar por los ríos costarricenses con su kayak. Otros le seguían e incluso le pagaban para recorrer, con su guía, los rápidos de los ríos Sarapiquí y Reventazón.
De la mano de Gallo, el turismo de aventura empezó a consolidarse en Costa Rica. Él, personalmente, capacitó a guías de río bajo en estándares de calidad propios de Estados Unidos. De hecho, sus dos primeros pupilos fueron un par de chiquillos que un día le siguieron en neumáticos por el río Reventazón.
National Geographic Adventure considera a Ríos Tropicales como una de las mejores empresas de white water rafting en el mundo. No solo eso, sus equipos de kayakeros y kayakeras han sido campeones mundiales y, gracias a la gestión de Gallo, Costa Rica ha podido ser sede de campeonatos mundiales. De hecho, la empresa forma parte de la Federación Internacional de Rafting (IRF).
En Siquirres de Limón, a un par de horas de San José, la compañía se instaló en una propiedad que tiene a su haber un centro de operaciones, senderos de acceso al río Pacuare, un ecolodge y, aún así, la mayor parte de las hectáreas están cubiertas por bosque.
¿Para qué tanto bosque si el negocio de Ríos Tropicales es el turismo? Gallo sabe que sin bosque no hay agua y es esta la que nutre el caudal de los ríos que le dan de comer no solo a su familia sino a las familias de sus empleados, todos ellos oriundos de comunidades aledañas como El Tigre, Jabillos, Tres Equis y Linda Vista.
Por esa razón, a partir del 2016, la compañía está dándole una segunda oportunidad a una finca de 19 hectáreas llamada Cráter de Río que, tras haber sido un bosque tropical húmedo en sus orígenes, se convirtió en un terreno de pastura para ganado.
Esta finca se encuentra dentro de la Reserva Pacuare, propiedad de la empresa, la cual es atravesada por el río Pacuare, que se extiende a lo largo de 108 kilómetros hasta desembocar en el mar Caribe. Este río corre en medio de la cordillera de Talamanca donde yacen bosques primarios aún vírgenes. Asimismo, el río baña el territorio cabécar (comunidad indígena de Costa Rica).
Los asistentes al I Congreso Latinoamericano sobre Sostenibilidad, Ecología y Evolución (SEE), que se realizará del 26 al 29 de setiembre del 2018 en Parque Viva (La Guácima, Costa Rica), tendrán la oportunidad de visitar este lugar en el marco de las giras técnicas.
SEE busca posicionarse como un espacio de encuentro para latinoamericanos, donde se puedan compartir lecciones aprendidas y se promuevan sinergias para impulsar la sostenibilidad desde el sector privado, académico y gubernamental.
LatinClima está apoyando el congreso desde la curaduría de la agenda académica, la cual incluirá contenido en seis ejes temáticos: Agricultura, Cambio Climático, Conservación, Transición Energética, Turismo, Urbanismo & Transporte.
Protegiendo un río, un bosque y muchos animales
La finca Cráter del Río se encuentra rodeada por terrenos dedicados a labores agrícolas y ganaderas, por lo que existen grandes extensiones de tierra desprovistas de árboles. Eso propicia la fragmentación del hábitat, lo cual pone en peligro a las poblaciones de animales. La fauna requiere que haya conectividad entre las áreas boscosas para que exista flujo genético y se evite la endogamia, la cual puede provocar la extinción de las especies.
En la región donde se ubica esta finca se pueden encontrar 215 especies de mamíferos, 250 de anfibios y reptiles, 560 especies de aves, 298 especies de mariposas y 115 especies de peces. En muchos casos, los niveles de endemismo son altos; eso quiere decir que son especies únicas en el mundo.
Asimismo, las comunidades aledañas también se dedican al turismo y la reforestación favorece la belleza escénica, por lo que también se está ayudando a la economía local.
En 2016, Gallo emprendió un proyecto de reforestación para devolverle el bosque a esta finca. La iniciativa formó parte de las actividades de compensación de las emisiones de gases efecto invernadero generadas durante la Cumbre Mundial de Viajes de Aventura, que tuvo lugar en la ciudad de Anchorage (Alaska, EE. UU.).
Reserva Pacuare, constituida por 975 hectáreas en total, resguarda el 10% del área que comprende el Corredor Biológico Barbilla - Destierro, el cual es utilizado por la fauna como ruta de migración por la cordillera de Talamanca. Este corredor, que es cruzado por animales que requieren de gran territorio, como los jaguares, conecta el Parque Nacional Barbilla con el Territorio Indígena Nairi Awari.
Eso quiere decir que la finca Cráter del Río, al formar parte del Corredor Biológico Barbilla - Destierro, busca contrarrestar la fragmentación del hábitat para evitar, así, la baja variabilidad genética, por ejemplo en jaguares y pumas, lo que pondría en riesgo su población.
La fragmentación tiene como consecuencia la desaparición de hábitat para las especies, lo que va provocando una defaunación (desaparición total o parcial de grupos de animales) y, por consiguiente, se da una modificación en las relaciones ecosistémicas. Las comunidades aledañas dependen del turismo y podrían verse gravemente afectadas por esta defaunación.
Para monitorear la fauna que utiliza esta finca en su tránsito por el corredor biológico, se instalaron cámaras trampa. También, y en asocio con investigadores de universidades nacionales, se estudia a la serpiente matabuey (Lachesis stenophry), cuyas poblaciones han sido mermadas y su veneno es clave para la elaboración de sueros antiofídicos.
Asimismo, otro estudio busca monitorear la presencia y población del pez bobo en la quebrada Terciopelo (afluente del río Pacuare que está a tan solo tres kilómetros del sitio reforestado). Esta especie ha sido afectada por la sobrepesca y la modificación del caudal de una represa hidroeléctrica.
Proteger la fauna en esta finca permite brindar servicios ambientales a las comunidades aledañas que se dedican a la agricultura. Animales como los anfibios y los murciélagos son controladores de plagas, ya que se alimentan de insectos. Las aves ayudan a polinizar cultivos y dispersar semillas.
Gallo y su empresa no solo se dedican a la actividad turística. Su visión de sostenibilidad viene desde 1985, cuando ni siquiera se hablaba de este tema.
Pues sí, esta historia empezó siendo sobre Rafael Gallo y Ríos Tropicales, pero lo cierto es que es la historia de un río que dio paso a un bosque.
* La finca Cráter del Río, propiedad de Ríos Tropicales, es uno de los destinos contemplados en las giras técnicas del I Congreso Latinoamericano sobre Sostenibilidad, Ecología y Evolución (SEE) por realizarse del 26 al 29 de setiembre del 2018 en Costa Rica. Rafael Gallo también será uno de los expositores. Más información en: www.costaricasee.com