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Entre la pesca y la conservación: la batalla por los plantados en la Reserva Marina de Galápagos

Fecha de publicación en Latinclima
Autor: Franklin Vega
Autor institucional: Bitácora Ambiental
Región: Suramérica
Año de publicación:: 2025
Recuperación de un plantado en Cabo Marshall al norte de la isla Isabela. Fotos: Parque Nacional Galápagos.
Parque Nacional Galápagos
Recuperación de un plantado en Cabo Marshall al norte de la isla Isabela.
Uso con crédito de autor personal e institucional

Los plantados, dispositivos usados por la pesca industrial atunera, ingresan cada vez con más frecuencia a la Reserva Marina de Galápagos y generan múltiples impactos: enredos y muertes de fauna marina, basura plástica, riesgos para la navegación artesanal y desplazamiento de especies hacia aguas de captura. Mientras pescadores como Walter Borbor se organizan para retirarlos por su cuenta, empresas atuneras defienden su uso con versiones “biodegradables” y proyectos de recuperación. Investigadores y ONG advierten que la amenaza persiste y que las regulaciones actuales son insuficientes para proteger uno de los ecosistemas más frágiles y únicos del planeta.

El 5 de junio pasado, Walter Borbor, pescador artesanal de Galápagos, recuperaba su plantado número 54 dentro de la Reserva Marina de Galápagos (RMG). “Aquí están los famosos plantados, los DAP (Dispositivos Agregadores de Peces o FADs en inglés), que ingresan a Galápagos… Estamos a unas tres millas de isla Seymour”, relataba en un video filmado en el corazón de la RMG. Luego del avistamiento, Borbor y sus dos compañeros pescadores se demoraron una hora en desarmar el dispositivo y subirlo a bordo.

Ellos invierten su tiempo y recursos para minimizar el impacto de este arte de pesca que, en principio, por ser parte de barcos pesqueros industriales, está prohibido en la Reserva Marina de Galápagos.

¿Pero qué son los plantados y por qué escribimos sobre estos artefactos? Los plantados o DAP son una herramienta de pesca industrial en forma de balsas que son lanzadas por los barcos atuneros, también llamados buques cerqueros, porque utilizan una red que forma un cerco alrededor del cardumen -ya que miden hasta tres kilómetros de largo, 300 metros de profundidad y pesan seis toneladas- que envuelve a los peces.

De estas balsas o plantados, que pesan entre 200 y 300 kg kilos, cuelgan decenas de metros de redes de pesca, un bidón o recipiente con cebo (cabezas de cerdo o vísceras de res son utilizadas con frecuencia, aunque hemos documentado hasta cadáveres de ballenas atadas a plantados) para atraer a los peces. Los plantados llevan atada una radio boya que transmite en tiempo real información al barco. Los DAP al flotar en el mar ofrecen sombra, como una palmera en medio del desierto, y atraen a decenas de especies de peces de todos los tamaños y de varias especies.

Los plantados quedan a la deriva por varios meses para que se consolide un grupo que se desplaza con las corrientes. Mientras viajan, la radio boya emite al barco la posición del plantado, la cantidad, tamaño y profundidad de los peces que acarrea; con esta información, el capitán del atunero decide a cuál de los cientos plantados que ha lanzado le conviene ir a pescar.  

Algunos atuneros lanzan los plantados en el límite de la RMG para que las corrientes lleven el dispositivo por el mar protegido acarreando toda la vida marina que se ha concentrado bajo su sombra; de esta manera, este arte de pesca industrial se utiliza en la RMG, donde solo se permite la pesca artesanal.

En la deriva de los plantados es cuando los problemas empiezan para la vida marina y los pescadores dentro de la RMG. Bobor los retira voluntariamente por tres razones: primero, son un peligro para la navegación porque se han registrado colisiones entre lanchas de pescadores y plantados por las noches. La segunda, es porque en las redes de los plantados pueden enredarse criaturas marinas y morir y, por último, son una fuente considerable de basura marina.

La ONG Galapagos Conservation Trus (GCT) resalta “la amenaza que representan los plantados a la deriva (DAP) para la vida marina de Galápagos: son utilizados tanto por flotas extranjeras como por barcos atuneros ecuatorianos para atraer a peces fuera de la Reserva Marina y así poder capturarlos. Además del atún, el pez vela y el marlín, tiburones, leones marinos, tortugas y delfines siguen estos DAP hacia aguas peligrosas”. GCT da una cifra que sirve para dimensionar el impacto de este arte de pesca en el mundo: “más de 100.000 DAP a la deriva son desplegados cada año por los buques de cerco (los barcos atuneros)”.

En Ecuador, el uso de los plantados está regulado y cada buque puede mantener activos una cantidad máxima de DAP, según su tamaño, y que va entre 70 y 450 DAP. Así lo estableció el Viceministerio de Pesca en el Plan de Acción Nacional para el Manejo Sostenible de la pesquería del Atún en Ecuador (PAN ATUN) en el 2019.

El plantado recuperado por Borbor tenía una radio boya con el nombre del barco Lucía T, que corresponde a un atunero de Manta del Grupo Degfer, con un volumen de bodega de 685 m3, por lo que puede tener un máximo de 300 plantados activos. Sin embargo, esta no es la norma; la mayoría de plantados que Borbor y otros pescadores recolectan no tienen ninguna identificación visible, solo una serie de letras y números.

Los plantados son una parte considerable de la basura que llega a las islas. En las limpiezas costeras que realiza el Parque Nacional Galápagos (PNG), es frecuente encontrar los DAP o sus partes en las orillas. Según el PNG, entre el 2016 y 2025 se han registrado 277 plantados en la RMG; de los cuales, el 89 % provienen de campañas de limpieza costera.

"Desde 2021, los plantados se encuentran registrados de manera específica en las bitácoras de las limpiezas costeras. Esto permite su seguimiento diferenciado y un mayor control en la gestión de residuos marinos".

La ONG peruana Prodelphinus, de Perú, y GCT publicaron el año pasado los resultados preliminares de un estudio en el cual determinaban que en el suroeste de la isla Isabela (la más grande de Galápagos) se registró el mayor número de plantados encontrados en sus costas.

Un trabajo duro y peligroso, recuperar plantados

Marina Vera, investigadora de Conservación Internacional (CI Ecuador) hace una puntualización sobre la recuperación de los plantados. Los que están en la superficie son relativamente fáciles de recuperar, pero los que están enredados en el fondo o semisumergidos requieren mucho trabajo y personal con experiencia. Para recolectar estos DAP es necesario trabajar bajo el agua y para esto se requiere conocer el entorno y estar entrenados en investigación submarina.

Vera relató las dificultades que sortearon para liberar un plantado semisumergido en Cabo Marshall, al norte de la isla Isabela, que es conocido como un lugar de buceo para admirar mantarrayas, tiburones martillo y lobos marinos. Comenta que fueron cinco horas de navegación solo hasta llegar y luego varias horas bajo el agua hasta poder cortar las redes y unirles a las boyas para que asciendan a la superficie. “El reporte de este plantado llegó por un guía de buceo. Pero en cada caso se debe evaluar si es posible y seguro el retirar los plantados sumergidos por el riesgo que implican las corrientes”, enfatizó Vera.

¿Quién paga este trabajo? Esa vez fueron con una lancha del PNG, pero eso implicó combustible y horas de trabajo de todos los participantes. De acuerdo con el PNG, el costo por hora de movilización de embarcaciones oscila entre 200 USD cada hora, según la embarcación utilizada. Sin embargo, el PNG acota que "muchos de estos hallazgos (de los plantados) se atienden durante misiones de control y vigilancia, lo que permite optimizar recursos". Además, indicaron que una vez en puerto, los plantados se desarman por completo: redes, tubos plásticos, cabos, metales y materia orgánica ingresan al sistema de reciclaje municipal, según su tipo, mientras que los componentes electrónicos de las radio boyas (como paneles solares) son recuperados para su reutilización.

¿Menos plantados, más pequeños y “biodegradables?

Borbor indica que según lo que ha observado durante el 2025, los plantados en la RMG han disminuido. “Ahora los plantados son más pequeños y se los encuentra en menor cantidad, por lo menos eso es lo que he visto hasta ahora”, dice el pescador.

Vera no dispone de datos del número de plantados, pero indica que el PNG dispone de una red que alerta la presencia de estos dispositivos. “Walter (Borbor) es uno de los pescadores con más experiencia en la recuperación de plantados; además, por su mismo trabajo está casi a diario en el mar, por esto sus observaciones las tomamos en cuenta”.

Por su parte Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesquería (CNP), defiende el uso de plantados: “nuestra pesquería está certificada en MSC y nosotros pescamos sobre plantados que es un arte de pesca sostenible y válido y lo que buscamos hacer un buen manejo del plantado”.

Afirma que la disminución de los DAP en la Reserva Marina obedece a que la flota atunera utiliza cada vez más plantados elaborados con elementos biodegradables, “ya no usamos malla de piola, hoy se usa yute, la estructura del plantado es de caña, ya no de plástico, y los amarres son con fibra de abacá. Estos plantados duran menos en el agua, se deshacen”.

Hans Ruperti Loor, profesor e investigador de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí es crítico con los plantados biodegradables: “el problema con los plantados degradables (EcoFADs) es que aparentemente contribuyen a la contaminación de los mares y océanos al aportar restos de fibras que acaban incorporándose a la columna de agua cuando el material utilizado (cabuya, yute, cuerda) se deteriora. Y al igual que ocurre con el microplástico, este material puede ser consumido o ingerido por una variedad de organismos marinos vivos”.

"Cada plantado cuesta 450 dólares y la radio boya un promedio de 950 dólares", señala Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesquería, CNP. Leone cita que la Fundación para la Conservación y Pesca Responsable de Atún, Tunacons (conformada por 10 empresas atuneras) mantiene un proyecto para recuperar plantados en la Reserva Marina de Galápagos.

En su informe, Tunacons también reconoce que “estos dispositivos son efectivos para atraer grandes concentraciones de peces pelágicos y pueden representar una amenaza significativa para los ecosistemas marinos cuando se desplazan sin control hacia áreas marinas protegidas o zonas turísticas insulares”.

Con estas consideraciones implementaron la “Iniciativa Cuidando Galápagos”, para recuperar plantados de su flota en coordinación con CNP, FENACOPEC, ATUNEC, WWF Ecuador y CORPAG. Entre el 2022 y mayo del 2025, han recolectado 49 plantados (solo de la flota de Tunacons) mediante un sistema de pago a los pescadores participantes. Al contrastar los valores de pago con Borbor, su comentario fue que desconoce esos detalles y que en el PNG se han negado a entregar información de este proyecto.

Frutos del esfuerzo

Tunacons afirma que con los 49 plantados evitaron la dispersión de aproximadamente 4.985,17 kg de materiales en el océano. No obstante, esos 49 plantados apenas representan el 0,08% del total de plantados colocados solo por la flota de TUNACONS en las zonas tropicales del Pacífico Oriental. Es decir, que solo los 58 buques atuneros de Tunacons han lanzado al mar cerca de 61.250 plantados. Pero hay 46 barcos atuneros ecuatorianos más que están registrados en la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) ¿Cuántos plantados más se han lanzado? La respuesta a esa pregunta solo la tiene la CIAT y es confidencial.

Alex Hearn, investigador de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), indica que no observa ninguna estrategia en firme para disminuir el impacto de los plantados en la RMG: “un programa basado en comprar plantados y devolverlos a sus dueños no reduce el ingreso a Galápagos; podría incluso aumentar los reportes porque ahora hay un incentivo económico para reportar, sin un componente claro para disminuir su entrada”.

Hearn recuerda que con la declaratoria de la Reserva Marina Hermandad, al norte de Galápagos, realizaron un estudio en el cual mediante el uso de modelos “sembraban” plantados en el borde de la RMG, a 40 millas del borde y en aguas internacionales al este de las islas.

Los modelajes se realizaron cada mes, simulando las condiciones del clima y las corrientes durante tres años: uno típico, uno con El Niño y uno con La Niña. El objetivo fue ver adónde iban los plantados y encontraron que “prácticamente todo lo que siembras en aguas nacionales al este de San Cristóbal, pasa por la Reserva Marina de Galápagos”.

La única excepción fue durante un año, con el fenómeno de El Niño y en los meses de  febrero y marzo. “Algunos (plantados) pasan y se quedan de cuatro a ocho días en la RMG, que es suficiente para acumular pescados. Entonces el problema existe y la información está ahí”.  

Hearn firma que antes de la creación de la Reserva Marina Hermandad, se propuso una zona de no siembra de plantados al este de San Cristóbal (en la Zona Económica Exclusiva Insular fuera de la reserva). Se recomendaba que los plantados se lancen en aguas internacionales más allá de 200 millas con el objetivo de reducir sustancialmente el riesgo de ingreso. Pero esa propuesta no tuvo acogida.

Leone reconoce que los plantados de los atuneros recorren grandes distancias, incluso han llegado hasta la Polinesia Francesa a 7.000 kilómetros de distancia. Para esto, afirma que trabajan en la creación de una nueva propuesta para que, con cada compra, para cada radio boya se destine una cantidad de dinero para alimentar un fideicomiso que financie las recuperaciones de plantados durante las operaciones de la flota.

“Quince días antes de la veda ya no se puede plantar (lanzar plantados al agua) y plantado que se encuentra, lo tiene que levantar cuando el buque está en ruta. No es que el barco se desviará, no nos convertiríamos en recolectores de plantados porque eso es carísimo y peor con el precio del combustible a como está ahora”.

El PNG dijo que ejecuta varias acciones para mitigar el impacto de los plantados: campañas de limpieza costera, uso de protocolos estandarizados y aplicaciones digitales para el registro y georreferenciación de DAPs.

Mientras tanto, pescadores responsables como Walter Borbor y sus compañeros siguen recuperando plantados motivados por cuidar las islas. 

Esta información fue publicada gracias al apoyo de la iniciativa: Desafíos y oportunidades de conservación en el Corredor Marino del Pacífico Oriental Tropical (CMAR) de LatinClima, MarViva y el Centro Científico Tropical, con el apoyo de la Earth Journalism Network y la colaboración del CMAR

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